Que sucede cuando se rompe el celular

HAVANA TIMES – Un amigo, de los que todavía viven en Cuba, nos escribió recientemente, casi llorando, porque el celular se le cayó al suelo y la pantalla se hizo trizas. Dice que el arreglo es casi tan caro como comprar uno nuevo.
Dice también que va a estar un tiempo sin comunicarse, y que ni siquiera tiene idea de cuándo podría reparar su teléfono.
Otro amigo cubano, también varado en la Isla, lleva meses sin hablarnos, por la misma razón.
Hace un año reuní quinientos reales y se los mandé a mi madre para que se comprara un celular de uso en 16 mil pesos, porque el suyo, que también era viejo cuando se lo regalé después de haberlo comprado de uso y utilizado durante más de un año, ya no daba más.
Actualmente, el celular de mi madre ya casi no funciona por causa de la batería. Los celulares de ahora no traen baterías intercambiables. Se deterioró la batería y a botarlo para comprar otro.
Los de la obsolescencia programada no programan que existe un lugar llamado Cuba donde 8 millones de personas necesitan comunicarse con la otra parte de la Isla que vive fuera.
En el mundo entero no es una tragedia cuando a una persona se le rompe el celular, o lo extravía, o se lo roban. Compras otro, y descargas toda la información salvada en tu cuenta de Google.
Aquí en Brasil, para un trabajador común, no es que sea meter la mano en los bolsillos y tener dinero líquido para un celular de gama media o alta, pero hay alternativas.
Con entre 700 y 900 reales te compras un teléfono decente, funcional, nuevo, y si no tienes el dinero, lo pagas a crédito, con intereses de un 5% o menos. También, si quieres comprar un teléfono de uso, puedes hacerlo por 300 reales en cualquier plataforma como OLX o Marketplace.
Mi esposa, que estaba usando un teléfono que compramos de uso por 300 reales cuando llegamos a Curitiba, hace dos años y medio, va a necesitar cambiarlo porque la batería ya no funciona.
Podemos pagarlo al contado tomando dinero de la reserva o pagarlo a crédito, pero lo más importante es que no nos llevamos las manos a la cabeza porque se rompió un celular.
En Brasil, un país del tercer mundo con una economía emergente y unas desigualdades abrumadoras, el celular es una herramienta tan importante como asequible.