Mi fatalismo geográfico

Osmel Almaguer

My house on the outskirts of Alamar.

Durante buena parte de mi niñez atribuí la causa de la mayoría de mis problemas a la ubicación de mi casa, en las afueras del Reparto Alamar. Más tarde llegué a tomarle algo de cariño a aquel pequeño lugar, estimulado por la opinión de mis amigos, quienes al visitarme decían sentirse en una especie de paraíso.

No obstante, mi incomodidad no tardaría en reaparecer, cuando al recibir una propuesta de permuta, propuesta que luego no fructificaría, comencé a encontrar motivos para desear mudarme a un ambiente más citadino. Con la bulla y el smoke característicos de la urbanidad, pero con la bodega, el policlínico, la parada de ómnibus, etc., mucho más cerca.

El deseo pronto se convirtió en una obsesión. El tiempo ha pasado y aún no he logrado mi objetivo, sobre todo porque para ello he dependido de mi padre.

Resulta que las tierras que rodean mi casa están a su nombre, por eso no me es posible permutar con nadie, a no ser que él mismo me otorgara una sección de terreno, porque ¿a quién se le ocurriría  trasladarse desde la ciudad a una casa de campo que no tenga tierras?

Hasta ahora solo me quedaba esperar por una doble permuta, en la que alguna familia que tuviera dos apartamentos y quisiera unirse, lo hiciera en nuestras dos casitas con sus tierras.

El gran problema ha sido el deterioro de nuestras casas, y que no hemos tenido dinero para restaurarlas. Además, el interés de permutar que tiene mi padre no es tan grande como el mío.

Por suerte, él se ha dado cuenta de que el tiempo sigue pasando y de que yo me siento cada vez más solo, en un lugar del cual no solo puntos tan importantes como los ya mencionados quedan demasiado lejos, sino también los amigos y la gente joven para relacionarme.

Luego de una conversación bastante seria en la que, contrario a lo que había sucedido hasta el momento, no terminamos discutiendo, accedió a regalarme una sección de terreno para poder hacer mi permuta.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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