Luces, cámara: ¡Acción!

Osmel Almaguer

Escena 1. Toma 1

Foto: Caridad

Parada del Capitolio. Seis de la tarde. Una turba de gente se abalanza hacia la puerta de una guagua que llega hasta Alamar. Lo pienso un poco. El día ha sido malo y no quisiera terminar de amargarlo en un molote por subir a una guagua.

Escena 1. Toma 2

Me decido a lanzarme a la puerta y casi lo consigo. Cuando estoy a punto de subir llega otra guagua. Está vacía. Inmediatamente corro hacia la otra y cuando llego, otra cantidad de personas tan grande como la vez anterior, está delante de mí. El chofer cierra las puertas a la fuerza y empuja el rostro de un anciano para que no suba. Otro intento fallido.

Escena 1. Toma 3

Cinco minutos más tarde llega otra guagua. Es espacio está despejado. Corro confiado los cien metros que me separan de ella. Y otra vez me sucede lo mismo. No sé de donde sale tanta gente. A veces da la impresión de que si llegaran infinitas guaguas saldrían infinitas personas a tratar de cogerla.

Escena 2. Toma 1

Esta vez no lo pienso mucho. Nunca se sabe. Tengo que subir aunque me tenga que meter en la empujadera. En realidad la gente podría subir sin empujarse, pero pareciera que les gusta. Trato de suavizar las cosas con palabras de consuelo. “Denle suave, si ya no quedan asientos y aquí cabemos todos”. Pero de nada sirve.

Escena 2. Toma 2

Cuando estoy a punto de subir dos mujeres corpulentas me empujan violentamente profiriendo una serie de ofensas en mi contra y sobre los hombres en general. Mi legendaria paciencia había llegado a su fin. No era un buen día para meterse conmigo, no obstante, cedí lugar a las dos mujeres que sin embargo siguieron empujándome.

Escena 3. Toma 1

Yo gritando como un loco hasta el punto en que las mujeres se asustaron. Callaron y se fueron para el fondo de la guagua. Yo estaba muy nervioso. Sentía que me ofendían por placer. Como una mañana en que me golpearon por la espalda mientras bajaba del ómnibus. No sé que se conjura en nuestras calles hoy en día, pero yo estoy cansado, realmente cansado.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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