Las tierras ociosas en Cuba

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES — La crisis alimentaria se agudiza cada día más en todo el mundo. El proceso productivo de alimentos se ve cada día más enrarecido por lo irracional del sistema capitalista: grandes extensiones de tierra y otros recursos con los que se podría alimentar a millones de personas, son destinados a la producción de combustible.

Ni hablar del desequilibrio en la distribución alimentaria, ¿cuánta comida se desecha en algunos parajes de este planeta, mientras en otros la gente muere de hambre? Y mucho menos hablar del impacto de la industrialización excesiva sobre las zonas naturales que aún subsisten.

Ante este panorama, a los países pequeños y pobres no les queda otra alternativa que la de producir alimentos con sus propias manos; sin grandes inversiones en maquinarias. Es el caso de Cuba, cuyo gobierno, de un tiempo a esta parte, ha reforzado su política estimuladora en este sentido.

Hace unos diez o quince años, el Marabú ocupaba un gran porciento de las tierras cultivables de la Isla. La producción agrícola había mermado casi hasta desaparecer, a pesar de que los noticieros se empeñaban en demostrar lo contrario.

La primera compaña lanzada por las autoridades fue contra esa plaga; arbusto espinoso que se propaga con facilidad y sobre todo a través de las heces del ganado.

En seguida salieron las fincas “libres de marabú” por el noticiero, con el fin de motivar una actitud imitadora en el resto de los parceleros.

En Alamar, barrio periférico al este de la Habana; territorio semiurbano plagado de edificios donde, sin embargo, abundan las áreas verdes; la gente ha comenzado a aprovechar estas extensiones vírgenes, impelidos por la falta de alimentos, pero también como negocio relativamente lucrativo.

Salí a comprar unas cabezas de ajo y tuve que volver a casa con una latica de dientes maltrechos por la que tuve que pagar unos asombrosos quince pesos. La libra de frijoles negros alcanza con frecuencia los veinte pesos. Podemos entonces imaginar los números que corren por la mente de estos improvisados agricultores.

Yo, que vivo en las afueras de Alamar, he pasado los primeros 33 años de mi vida renegando de mi condición semicampesina. Sin embargo, muchas cosas han cambiado en mí y en el entorno que me rodea, motivándome a abrazar, por vez primera, el trabajo en la finca, ubicada detrás de la casa.

Motivaciones económicas, claro está, no me han faltado; porque una buena cantidad de dinero para restaurar una casa que hace más de 20 años no se repara, no vendría mal. Pero, además, me mueve el sentido de comunión conmigo mismo como parte de la naturaleza.

No le llamo finca, sino La Pendiente; mi jardín zen. En ella suelo pasar muchas horas felices, al margen del ruido ensordecedor de las máquinas y de la amargura de la gente.

Trabajo lentamente, no obcecado tras un objetivo material, sino para disfrutar del momento, dando gracias a quien corresponda por esta época de paz, que nos permite construir el futuro con nuestras propias manos.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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5 thoughts on “Las tierras ociosas en Cuba

  • No sé si veas bien, conozco 5 países latinos y EEUU, incluyendo cuba. Te digo esto, sin polemizar: ya quisieran El Salvador, Guatemala, Honduras, México, EEUU, tener la seguridad cubana. De qué te sirve atesorar dólares si mañana te los quitarán los ladrones, secuestradores, empresarios avariciosos, aquí en México, si no tienes dinero no comes, no tienes seguro social, no estudias, no tienes vivienda, etc etc.
    El que vive en EEUU, como tú tiene una óptica falsa capitalista de plástico.
    ¡Si yo pudiera me iría a vivir a cuba! No necesito lujos ni joyas, tengo mi compu e internet con sacrificios, aquí en México es un lujo para los asalariados.
    Ven al norte de México. Confesado por el papa, probablemente te roben, secuestren o asesinen!
    Soy mexicano, y si reniego de esta corrupción! Quieres venirte aquí? Te cedo mi lugar…
    manolo plata r.

  • Manolo’ que tiene que ver la gimnasia con la magnesia? . Cuba tiene sus problemas,todo el mundo tiene los suyos pero acá se habla de la agricultura cubana no de Guatemala, los narcos ni new York. Pidele permiso a cuba y vete a vivir allá. Lleva bastante dolares para que puedas seguir connectado a la internet o pon te a luchar contra lo que no te gusta de tu pais

  • A veces resulta dificil precisar, porque las cosas relacionadas con Cuba son tan polarizantes. Pienso, tanto el articulo y los dos comentarios tienen validez a mi poco entender. Porque mezclarlos?

    Para Manolo buscando los puntos flacos de Cuba y tratando de exacerbar los que el quisiera para manchar la imagen del pais, resulta claro. El mundo vivio 2000 años sin internet.

    Concuerdo completamente con Atanasia en cuanto al nivel de violencia, asesinatos y secuestros que devoran esos paises. Para Manolo que niega esa realidad, con gusto podria ofrecerle algunas direcciones en los Estados Unidos por si el esta interesado en mudarse o conocer a barriadas enteras que viven sin agua corriente, letrinas y sin conneccion a la Net.

    Lo que realmente debia importarnos, es que al igual que el autor, miles de Cubanos se lanzaron al campo, dejaron profesiones, trabajos a la sombre, el pavimento y la cercania familiar, respondiendo a un llamado del gobierno, sus deseos de mejorar su condicion economica para asumir sus responsabilidades familiares y de paso, contribuir a mejorar la disponibilidad de alimentos para el pueblo.

    Muchos han sido defraudados, no por el sol, calor o los insectos, sino por trabas burocraticas, miopias y otros factores que han entorpecido y dado al traste, tanto con la vision del gobierno central de elevar la productividad y la dispponibilidad de alimento para el pueblo.

    Como explicarle a esta vanguardia de la agricultura, que sus sacrificios se han perdido, porque el unico tractor de la zona no vino a arar tiempo, que a pesar de tener una fuente de abasto de agua cercana, no dispone de una turbina y si la tiene, no le es posible adquirir combustible por alto costo, tener que enfrentar a cuatreros del barrio que se lo roban y nunca son aprendidos y mas doloroso aun, es ver la cosecha perderse en el campo junto a meses de trabajo y sudor, por la no llegada del camion de acopio, un delegado impotente y la imposibilidad de estos disponer de un vehiculo propio, con lo que podria entregar sus productos en mercados pobremente abastecidos.

  • Cuba podria ser una joya en la produccion de alimentos de primera calidad, no solo para el pueblo sino para exportar a mercados donde los productos organicos tienen un alto valor. Mucha tierra cubana fue envenenada con miles de toneladas de fertilizantes, herbicidas y otros “cidas” en los 60s cuando el pais tenia el major numero de tractores por hectarea del mundo o utilizaba mas fertilizantes que nadie. Todo termino en lo que sabemos. Despues, el abandono de las tierras por años y la expansion del marabu posiblemente hayan ayudado a limpiar esas tierras y a lo mejor en este momento muy bien podrian emplearse en cultivos organicos. Lo que se necesita es total libertad del campesino en sembrar lo que estimen conveniente a sus bolsillos. El resto lo dictara el mercado. Denle plena libertad de trabajar la tierra, regulen la parte tecnologica para evitar daños ecologicos, den facilidades de adquirir los aperos de labranza, semillas, etc y que sean los propios campesinos quienes decidan donde poner su produccion. Vietnam paso de una terrible guerra y una espantosa miseria a ser el primer productor mundial de arroz.

  • Osmel:

    Ese empeño que ahora mismo aprecias como poco menos que una revelación, debería ser el estado natural de la mayoría: es decir, el apego a la Naturaleza y el afán intrínseco a nuestra especie de experimentar placer en hacer algo últil, que más tarde se revertirá en beneficio propio. Desdichadamente, la concentración de recursos en manos del Estado – entre otros dislates acumulados – nos ha dejado al cabo desprovistos de ese impulso. De 1968 a día de hoy he visto al cubano promedio perder el amor por el trabajo. Es doloroso que haya tenido que imponerse esta cruda realidad para que finalmente se difunda la certeza de que hay que empezar de nuevo. O de cero. Digo yo.

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