La suerte que me tocó

Osmel Almaguer

Son comunes los tornados en el centro de EE.UU. Foto: Steve Tegtmeier, commons.wikimedia.org

Lluvia y ráfagas de viento han dejado a su paso un sinnúmero de ramas quebradas, árboles, y cables de alta y baja tensión tirados por el suelo.  No recuerdo haber sido testigo de nada parecido.

Si bien hemos sobrevivido a ciclones y huracanes de gran intensidad, de los que cada año atraviesan nuestro país, esto fue algo totalmente diferente.

Lo que más me llama la atención es que nadie lo había previsto.  Nuestra Defensa Civil se jacta, justificadamente, de ser una de las más capaces a la hora de lidiar contra los fenómenos naturales.  Nuestro pueblo tiene una alta cultura en estos temas, prueba de ello es que, año por año, las víctimas por este concepto están cercanas a cero.

También es raro que en barrios cercanos al mío no sopló ni una racha pequeña de viento.  Mientras, aquí parecía que el mundo se iba a acabar.  Hubo tres choques de autos en la carretera que pasa junto a mi casa.  Al parecer intentaban esquivar el vendaval de ramas y hojas que les hacía casi imposible la visibilidad y la circulación.

En temas meteorológicos soy un ignorante, pero me pregunto si esto no habrá tenido que ver con el progresivo deterioro del medio ambiente, al que día a día, de una forma u otra, contribuye cada ser humano que pisa este planeta.

Por suerte mi casa, que es de bloques, como la del cerdito mayor, resistió la embestida, sin embargo a mi tío por poco se le viene encima la suya, que es de madera.

Por Cuba nunca ha pasado un tornado.  No hay volcanes, ni fieras, y lo más venenoso que tenemos son las arañas peludas, que no matan a nadie.  Solo en la parte más oriental de la isla suceden temblores de tierra.  En fin, que toda la vida me he sentido con suerte, pues, además, nuestras calles son las menos violentas del mundo.

Nuestro principal problema somos nosotros mismos.  La carretera sigue atestada de ramas que impiden la circulación de los vehículos.  Hace casi dos horas que acabaron los vientos y la lluvia, y aún no hay ninguna brigada limpiando la zona, ni restaurando el tendido eléctrico.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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