La madre que alquila a su hija

Osmel Almaguer

La Terraza, restaurante turístico de Cojimar. foto: Caridad

HAVANA TIMES — Cerca de mi casa hay una mujer que alquila a su hija de ocho meses a la gente que quiera pagar para no tener que hacer colas. Ambos, madre y clientes, actúan abusando de la poca cortesía que aún pervive en el pueblo de Cuba.

Una de las pocas situaciones en que se sigue practicando la cortesía ciudadana es cuando a las colas llega una mujer con su hijo en brazos.

Si juzgamos desde un punto de vista moral, la actitud de ambas partes en este inusual y casi absurdo contrato verbal, sería difícil llegar a otro fallo que no sea el de: culpable.

La madre, por confiar su criatura a desconocidos exponiéndola a riesgos graves, por usarla como medio de trabajo, por engañar y abusar de la buena fe de las personas. Los clientes, por engañar y ser cómplices de la actitud descocada de la madre.

Sería útil, sin embargo, mirar el caso abstrayéndonos de la mera moralidad; concentrándonos el las causas que han dado origen a una situación tan absurda.

En primer lugar deberemos tener en cuenta las necesidades que pasa la madre; divorciada, sin trabajo y sin fuente alguna de la cual sacar el dinero del mes. Es cierto que ella no padece ningún impedimento físico que la invalide para el trabajo.

Tampoco presenta signos visibles de retraso. Simplemente su vida ha sido parte de una cadena de hechos que la han llevado a la marginación, y ahora lucha como puede para sobrevivir.

En segundo lugar, si existe clientela para la extraña oferta de esta mujer, es sencillamente porque la situación lo así lo propicia.

En el caso específico de la venta de gas para cocinar, (gestión donde conocí de sus acciones) la oferta es muy limitada, y la gente hace lo que puede para lograr conseguir el importante combustible.

No se trata siquiera de paladares que lo acumulan para vender su comida, aunque esto también existe, se trata de familias que no quieren que sus hijos se queden sin comer.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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2 thoughts on “La madre que alquila a su hija

  • Se me parece a un escrito sobre la sociedad haitiana y su esclavitud entre los mismos negros. Seguimos avanzando

  • La “haitización” de Cuba, leí hace poco. Nada más cercano. Horror!!!

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