Entrando y saliendo de Cuba
Osmel Almaguer
HAVANA TIMES — Juan Carlos Fuentes, uno de mis vecinos en Cojímar, es un pescador retirado que hoy se gana la vida de una forma bastante estratégica: comprando ropa en Panamá y vendiéndola en La Habana.
Hace ya algunos años que entró en el negocio. Lo descubrió por casualidad, cuando unos amigos panameños lo invitaron a su país.
“Yo vendo mi mercancía barata para poder salir rápido de ella y volver a viajar. Time is money, como dicen los americanos”, me dice. y es verdad que a veces hay que saber perder para ganar a la larga, aunque en este negocio se corren riesgos muy grandes. Lo puedes perder todo de un golpe.”
Juan Carlos me cuenta la vez en que perdió los 10 maletines de ropa que traía. Estaba pasado de peso. Dice que casi siempre ellos vienen pasados de peso y no pasa nada, pero que a veces la gente de la aduana “se pone pesada y quiere hacer bien su trabajo”.
Casi nunca sucede, según Juan Carlos, pero aquella vez le tocó a él, y eso le costó perder unos tres mil dólares en ropa. Tardó cerca de dos años en volver a reunir el dinero para poder salir.
Retornó a su antigua ocupación, la de pescador; que, por cierto, bastante caras que venden sus ensartas.
Cada viaje a Panamá le proporciona a Juan Carlos unos 300 CUC, así que si logra tres o cuatro viajes mensuales, como salario no está nada mal.
En el barrio mucha gente le pregunta la razón por la cual ha decidido no quedarse a vivir allá. “Es que allá se vive bien. Trabajas y comes bien, pero el dinero no alcanza para el sueño cubano: reunir y ayudar a tu familia, y venir cada cierto tiempo a hacer las cosas que nunca has podido hacer”.
Es mulo.
Trabajar de mulo no es malo, debe ser un oficio viejísimo. En el mundo moderno los mulos transportan droga o dinero mal habido, excepto en el caso cubano donde la mercancía destinada al comercio común tiene que viajar como equipaje.
Pásale él dato a Juan Carlos que hay una empresa que te manda la paquetería a Cuba , que queda al lado del mercado del marisco. No hay problema con el sobrepeso, lo paga y ya.
Eso, man, es una mula cargá de ropa, mula al fin… y hay otros tantos que lo son, utilizan estratagemas institucionales, artimañas legaloides, corruptelas al fin, y qué más, nada, esos son empresarios, comerciantes, viles ratas al fin… pero no le roban a nadie? no? no dejan de llegar esos recursos que deberían estar pagando por conceptos aduanales a las finanzas estatales y por tanto a los servicios y la infraestructura pública? pa’l cara… si este man la sabe podría establecer un laburo en la isla además del negocio del trafique y eso quizá generaría alguna labor para quienes quieren y necesitan trabajar, sí, pero no para el estado ni por esos cuantos pesos que alcanzan casi para nada.