Curitiba, Brasil: ciudad maravillosa

Casa para perros callejeros en una calle de Curitiba.

Por Osmel Almaguer

HAVANA TIMES – La capital del Estado de Paraná, al sur de Brasil, es una de las mejores en todo el país. Con amplias fuentes de empleo durante todo el año; una buena calidad en servicios sociales como la salud y la educación, y bajos índices de violencia, Curitiba se mantiene como destino de miles de inmigrantes extranjeros y nacionales.

A nivel internacional, es elogiada como una ciudad bien organizada, con un balance increíble entre industrias y áreas verdes; entre negocios privados e instituciones; entre edificios, calles y casas, y con abundantes zonas para la recreación y el esparcimiento.

No en vano ha sido llamada “la Viena de América”.

Su prefectura se jacta de mantener un cuidado detallista, inclusive en las escasas zonas donde la marginalidad y el crimen atentan contra el ornato público. No siempre se logra, pero inclusive el sol tiene manchas.

La ciudad invierte una gran cantidad de dinero en la reparación de sus calles, la creación de jardines, el cuidado de las flores, pero también en programas de ayuda social. La mayoría de estos se canalizan a través de los CRAS (Centros de Referencia de Asistencia Social), que a su vez se subordinan al SUAS (Sistema Único de Asistencia Social) de Brasil.

Aquí se brinda ayuda monetaria a familias con bajos ingresos, apoyo a ancianos en condiciones de aislamiento familiar, información en casos de violencia doméstica, orientación sobre derechos y servicios públicos, etc.

En mi experiencia personal, me ha sorprendido la educación de sus ciudadanos, la manera en que cuidan las plantas y los animales, cómo se preocupan por donar las pertenencias que ya no necesitan cuando se mantienen en buen estado.

Tienen un proyecto de intercambio de materias primas por alimentos (SEPARE), dónde cada dos semanas distribuyen camiones por diferentes puntos de la ciudad para recolectar o lixo que não e lixo (la basura que no es basura) y entregar viandas y frutas a cambio.

Cuentan con parques públicos gratuitos, dónde las familias pueden pasear, llevar a sus hijos a montar aparatos o ver animales exóticos. Aunque algunos otros cobran la entrada, los precios son asequibles a cualquier salario de trabajador.

Para ilustrar el cuidado y el orgullo de los curitibanos por su ciudad, la calle que recorro en bicicleta para ir a trabajar desde hace 10 meses, ha sido reparada tres veces en ese lapso, además de haber actualizado sus jardineras en una ocasión. Y sólo se trata de una calle corta y sin importancia en una zona semi marginal del barrio dónde vivo.        

En Curitiba no todo es perfecto. Como en cualquier ciudad del mundo, el crimen y la droga acechan desde las sombras. Hay personas viviendo en las calles. Pero también hay oportunidades de trabajar honestamente y pagar por los servicios que necesitas para vivir.

Si eliges correctamente, vivirás esa parte de la ciudad que ha merecido ser comparada con el primer mundo.        

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