Brasil: Un continente dentro de otro

Por Osmel Almaguer

HAVANA TIMES – Brasil es un país enorme. Su tamaño y aislamiento lingüístico en medio de un océano hispanoparlante, han condicionado una especie de introversión autosuficiente que abarca todos los aspectos de su vida.

Desde la producción y el comercio, la comida, los productos culturales que se consumen, hasta la playa donde los brasileros eligen vacacionar, todo está pautado por esa dinámica. Es como si, teniéndolo todo dentro, no se interesaran por el más allá.

El cubano es un ente opuesto al brasileño en ese sentido, en tanto morador de un espacio pequeño y carente, se acostumbró a estar soñando con el más allá. Yo llegué a este país pensando en poder visitar Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay, antes de tener siquiera un alquiler donde vivir. 

Otro aspecto peculiar de la introspección nacional se aprecia en el portugués que se habla. Usan cientos de vocablos provenientes del inglés, pero según sus propias normas lingüísticas. No están obligados a pronunciarlos tal y como suenan en el idioma original, sino que lo hacen según el sonido en su propia lengua.

Así, para decir top pronuncian “topi”, para decir WhatsApp, dicen “WhatsAppi”, y no quiero revelar cómo suena Samsung en sus bocas.

Tienen decenas de músicos que son ídolos para la juventud, pero que sólo son famosos en Brasil. El país parece ser suficiente extensión para esos artistas, de los cuales hay muchos con gran talento, pero que no se interesan por cantar en español ni en inglés para explorar otros mercados.

Me he encontrado con personas que creen que todo inmigrante aspira a ser brasileño. De hecho, he visto a muchos inmigrantes, cuando ya hablan un portugués fluido, intentando pasar por un nacional.

Para mí, es importante llegar a ser legalmente brasileño. Porque significa el desbloqueo de todos los derechos reservados para los naturales de Brasil. Sin embargo, me interesa seguir siendo cubano, culturalmente hablando, y con consciencia del peso que tiene la palabra cultura. 

Reconocer lo que ya es parte de mí es muy importante. Sin cerrarme a todas aquellas buenas influencias que como parte de mi diario devenir en este país podré incorporar a mi identidad. En el futuro, probablemente seré algo así como un cubano-brasilero. Una persona que sea capaz de mirar y apreciar tanto lo de dentro, como el más allá.    

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