Barajando el desempleo que no existe

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES, 7 ene — Una de las dos auxiliares que había en el Instituto de Investigaciones Forestales, en Santiago de Cuba, fue declarada “disponible”, según el nuevo reordenamiento de las plantillas laborales que a lo largo de todo el país se lleva a cabo.

Lo cuenta la trabajadora Marisleydis Batista a través del periódico Trabajadores, en nombre del resto de los empleados del Centro, quienes se sienten molestos porque la auxiliar que queda no da abasto para mantener la limpieza de una instalación que incluye en su estructura un teatro de gran amplitud.

A la “auxiliar orquesta,” como se le apoda en el artículo que presenta el caso, se le exige también las labores de Auxiliar de Cocina, ya que esta plaza ha sido recientemente eliminada de la plantilla.

Sabemos que tantos cambios hechos con celeridad a nivel de país no son tarea sencilla, pero pido calma para pensar en todos los pros y los contras a la hora de tomar decisiones importantes.

Creo que el fin último de toda medida que se tome debe ser el bienestar de las personas y, mediáticamente, claro está, la eficiencia y productividad de la economía que le sostiene.

Con los nuevos aires este tipo de situaciones, provocadas por inspiraciones pasionales de parte de nuestros dirigentes, bajo el espíritu de “arreglémoslo todo de golpe,” se han vuelto comunes.

Pero no podemos taparnos los ojos. El asunto es muy complejo. A primera vista parece haberse cometido una injusticia con los trabajadores del instituto en general, pero nosotros no estamos allí.

Además, sabemos que al cubano promedio no le gusta aprovechar las 8 horas de trabajo. Sabemos que las auxiliares de limpieza limpian “por donde mira la suegra” y solo trabajan 1 o 2 horas al día. Luego se la pasan “inventando,” o sea, viendo como se ganan un dinero extra.

Y hablando de dinero, ese es otro tema que complejiza la situación de “quien le pone el cascabel al gato.” Dice el gobierno que si las empresas no son rentables él no tiene dinero para pagar bien a los trabajadores. Y dicen los trabajadores que si no les pagan más, no tiene sentido esforzarse en la jornada de trabajo.

Poniéndonos en el lugar de la empresa, lo lógico sería poner en convocatoria su plaza y que quien la ocupe disfrute y cumpla los derechos y deberes que ella entienda y ponga en el contrato. Es una cuestión de oferta y demanda.

El mercado laboral existe, si no en Cuba, al menos en el mundo. Así que sería una cuestión de oferta y demanda. Yo pago tanto por tal tarea. Lo aceptas o lo dejas.

Otras condiciones y principios manejados desde aquí hacen que la cosa no funcione así. Son principios humanitarios que si se aplican mal, traen malas consecuencias. Por ejemplo: el exceso de plazas, causante de que varios trabajadores tengan el contenido de trabajo que podría cumplir uno, pero también de que el dinero de ese “uno” sea repartido entre varios.

Todo responde a la política de que en Cuba “no exista el desempleo”, y eso no está mal, pero debemos reevaluar la manera en que se hace, y de hecho es lo que se está haciendo, con aciertos y desaciertos.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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