Así es un churrasco para pobres en Brasil

HAVANA TIMES – Se podría afirmar que el churrasco (parrillada) está en la cima de las prioridades de una gran parte de los brasileños. Quien puede permitírselo, hace churrasco casi todos los fines de semana.
En nuestro proceso de adaptación a esta cultura, también a veces participamos en algún que otro churrasco, ya sea como invitados o como coorganizadores.
Aquí es costumbre que cada participante aporte una cantidad determinada de carne, generalmente un kilogramo, que puede ser de longaniza, de buey, de puerco o de pollo.
Hay churrascos caros, por la cantidad de carne que se compra o por la calidad de la carne. Personas con mayor poder económico usan la picanha (es un corte brasileño que no tiene equivalente en muchos países de habla hispana), el alcatra (cadera), el contrafilé sin hueso (lomo bajo) y el corazón de pollo.
En todos los casos, se trata de carnes muy blandas, jugosas y de un aroma exquisito, cuyos precios oscilan entre los 50 y los 70 reales por kilo, alrededor de unos 10 dólares, excepto el corazón de pollo, que vale unos 35 reales por kilo.
Luego hay otros cortes, casi tan buenos, pero menos caros, como el contrafilé con hueso, el setinho (solomillo), el pernil y la paleta de puerco y las alas de pollo, que puedes adquirir en un rango entre 15 y 35 reales, que casi cualquier persona se puede permitir, aunque en dependencia del poder adquisitivo será la frecuencia con que se haga un churrasco.
Los churrascos colectivos son muy efectivos, porque a veces con unos 50 reales por familia, se hace un buen churrasco donde todo el mundo la pasa bien y se come bastante carne. Se dice que con unos 300 gramos para que coma cada persona se puede hacer un buen churrasco.
En mi familia no hacemos churrascos, pero participamos en los que organizan amigos y hermanos de la iglesia. Algunos son de los caros y otros no tanto, pero siempre la pasamos bien.
En el domingo de Pascua, el equipo de carniceros de mi trabajo se juntó e hicimos un churrasco. Había carne para que cada persona comiera más de un kilogramo. Sobró mucha carne que dejamos en casa del amigo que se brindó para organizar todo.
No fue un churrasco para ricos, pero había algo de picanha y contrafilé con hueso, además de pollo, pernil de cerdo y longaniza. Había mucho refresco y un poco de whiskey, y fue muy bueno porque los del trabajo nunca podemos reunirnos más que para trabajar, ya que no coinciden nuestros días de descanso.
El churrasco parece un fenómeno cultural al alcance de casi todos en Brasil, al menos en alguna medida. Como trabajo en una carnicería, veo a algunas familias comprar carne para churrasco con recursos bien limitados.
Un churrasco para pobres, familiar, puede incluir: medio kilo de longaniza (7 reales), un kilo de alas de pollo (13 reales) y medio kilo de carne de cerdo (10 reales), lo que suma unos 30 reales (5 dólares) y alcanza para unas 6 personas.
Es todo tan ideal, si lo comparas con Cuba, donde ninguna familia come durante todo un mes la cantidad de carne que comen aquí en un churrasco. Es absurdo. No puedo evitar decirlo con cierta vergüenza.