¡Una barriga, qué embarazoso!

Osmel Almaguer

Me molesta tener este poco de grasa en la cintura, pero no por mí, sino por las constantes críticas de la gente, que me lo señalan a cada rato con tono de preocupación, como si me hubiera crecido una cola sin darme cuenta, o me estuvieran anunciando alguna enfermedad terminal.

Sé que la obesidad es mala, y que azota a una gran parte de la población mundial, sobretodo en aquellos países para cuyos ciudadanos los carbohidratos y las grasas no resultan tan caros. En Cuba ese problema no existe, y yo estoy lejos de ser obeso.  Tengo grasa abdominal debido a una dieta descontrolada y, quizás, también sea por herencia.

Siempre he sido de los que piensan que uno no debe vivir haciéndole caso a todo lo que dice la gente, pero en este caso estoy firmemente decidido a bajar las cuatro o cinco libras que tengo de más.

Un poco de carrera, abdominales y planchas me vendrían bien, pues el cuerpo se oxigena y los poros se limpian, pero debo tener cuidado, pues me suele bajar el azúcar frecuentemente.

Hay veces que el cubano se decide a realizar deportes, aunque casi siempre, según nuestra forma de vida, estamos haciendo ejercicios.  Sí, porque caminar varios kilómetros diarios para ir y volver del trabajo, pasar una o dos horas en la guagua, con los músculos en tensión para no caernos debido a los baches y los empujones, eso también es deporte.

Recuerdo los años en los que casi todos nos movíamos en bicicleta. Yo hacía casi veinte kilómetros diarios, y luego llegaba a casa loco por tomarme un agua con azúcar, merienda por excelencia.

Lo sano de nuestro modo de vida se completa con una alimentación casi totalmente desprovista de grasa, carnes rojas o blancas, y refrescos o cervezas.

Recuerdo que la dieta que llevamos es casi forzosa, aunque uno cada vez que puede se gasta todo lo que tiene en el bolsillo para tomarse una cervecita, sobretodo con estos calores.

Unido a nuestro modo de vida está nuestra propia conformación multiétnica, que nos ha llevado a ser un pueblo atlético.  Quizás sea por eso que somos tan intransigentes en cuanto a apariencia corporal se refiere, aunque tampoco llegamos al otro extremo, el de la anorexia.