Praga me espera

Nonardo Perea

HAVANA TIMES — Desde que supe que había sido seleccionado para pasar un curso  intensivo de video en la República Checa, mi vida ha dado un cambio rotundo, en cuanto a pensamiento; pienso mucho en lo que vendrá, en cómo serán los acontecimientos en un país desconocido, y del cual solo tengo referencias por un colega que recién me contó sus experiencias y le pareció maravilloso en todos los aspectos, principalmente por la libertad verdadera que allí se respira.

Es cierto que me embargan disímiles estados de ánimo, dejo atrás a mi madre, a mi novio, mis perras, mis amigos y vecinos, pero solo serán 10 días de ausencia, para ir a un sitio donde aprenderé nuevas cosas y conoceré a otras personas, y eso está bien.

Lo malo de todo, es que familiares y personas conocidas cuando se enteran que viajas enseguida comienzan a creer que allí te vas a hacer millonario, y se disparan a pedir regalos tontos, como una correíta para el perro, un perfume Chanel que es el que usaba Marilyn Monroe, una cajita de talco porque aquí ni talco hay, chocolaticos, varios consoladores, y el pedido de dildos es grande, ya he dicho que si me revisan en la aduana podrían detenerme, porque creerán que pienso abrir una sexshop en La Habana.

En fin, las solicitudes son banales pero si las vas sumando te quedas sin poder comprarte la comida del diario, o sea, que para hacerle la vida feliz a los demás tengo que tomar agua con azúcar de desayuno, no almorzar, y regresar a Cuba tan famélico como llegaré a Praga, porque voy con una mano delante y otra detrás, sin un euro en el bolsillo.

Cuando lean este post, tal vez esté dentro del avión (espero no explote) o tal vez ya en Praga, caminando por sus calles limpias, donde me han dicho que las personas hablan bajito, son educadas, y todos los seres humanos son aceptados sin que importe su orientación sexual o imagen, eso me hace feliz, y eso es lo que quiero, al menos por diez días seré feliz, y  por vez primera me sentiré libre en un país que no fue el que me vio nacer.

Praga me espera, y yo voy hacia ella con deseos de comerme el mundo.

Estoy nervioso, pero contento.