Lo que nos enseña el sistema

Nonardo Perea

HAVANA TIMES — Recuerdo que cuando era muy joven, y estaba becado en una escuela al campo, cada vez que anunciaban la llegada de autoridades municipales, los responsables de la escuela se apresuraban en  pintar las fachadas, ponían a los estudiantes a chapear las áreas comunes y, en un abrir y cerrar de ojos, todo lo que era un desastre se transformaba en maravilla.

No olvido que en los días de visita, el almuerzo y la comida era mucho más rica y variada, porque la mayor parte del tiempo solo nos daban arroz, chícharros con gusanos incluidos, y huevo hervido, al plato le llamábamos los tres mosqueteros.

La felicidad duraba poco, y una vez que no había moros en la costa, todo regresaba a la normalidad, y la escuela volvía a ser un desastre, ahí aprendí la importancia de mentir, hacer ver que lo que no es real se convierta a los ojos de otros en una realidad falseada.

Nunca fui un buen estudiante, casi ni estudiaba, y a la hora de las pruebas rara vez sabía las respuestas, pero no era el único, por ese motivo recibíamos facilidades. Los profesores nos llevaban a una cátedra, allí nos sentábamos y recibíamos una prueba ya hecha para que la copiásemos, al final, salíamos aprobados con sobresaliente.

Así, a fin de curso hacíamos felices a nuestros padres, y nuestros profesores demostraban que estaban haciendo bien su trabajo educativo.

Hoy, luego de tantos años, sospecho que en los noticieros y todos los medios de comunicación, muchas veces se miente, por lo general cuando presentan reportajes sobre la venta de productos agrícolas, todo funciona a las mil maravillas, y todos sabemos que no es así.

La mentira siempre está presente, porque es algo que te enseñan hacer desde que eres pequeño, nunca podrás decir la verdad del todo, porque puede ser un problema para ti.