Carta Abierta, a Miguel Díaz Canel Bermúdez

Nonardo Perea 

Rene Rodríguez y Nonardo Perea

Me dirijo a usted como presidente de un país que, a pesar de mi exilio forzado, me pertenece y pertenecerá siempre, porque ahí nací y ahí viví por 45 años. Soy una persona humilde y seguiré siéndolo, nunca he cometido ningún delito. Toda mi vida he sido un ciudadano correcto que, por el simple hecho de ser homosexual, pasó por disimiles situaciones que ahora mismo no vienen al caso, lo que puedo decirle es que en Cuba fui marginado y aguanté todo tipo de vejaciones hasta el último día.

Estoy harto de que no se tomen en cuenta las arbitrariedades que se cometen con artistas, periodistas y activistas independientes, a los cuales les vulneran sus derechos ciudadanos y no pasa nada, día tras día, veo cómo mis colegas son reprimidos sin que la situación tome un rumbo que no sea otro que el totalitarismo.

Y ya no basta con que a principios de este año haya sido secuestrado por la Seguridad del Estado, y bajo sus sucios métodos intimidatorios hayan intentado convertirme en informante, para que delatase a mis amigos artistas, razón por la cual me vi en la obligación de abandonar la Isla dejando a mi familia a mi pareja y amigos, a los cuales no sé si podré volver a ver algún día.

Ahora intentan arremeter contra mi pareja: René Rodríguez Cepeda, al cual en este justo momento le están construyendo una causa por un delito que no cometió. Me indigna que mi país se proclame uno de los mejores de Latinoamérica en cuestiones de derechos humanos y de altruismo.

Señor Díaz Canel Bermúdez, otros compañeros y yo hemos sufrido en carne propia el acoso y la tortura psicológica, simplemente por tener ideas diferentes. A principios de este año 2019 fui secuestrado por cinco horas, antes me tomaron huellas dactilares como si fuese un delincuente, esas horas fueron las más largas de mi vida, me trasladaron en un auto particular con cristales oscuros y luego de haberme encapuchado y pedirme que metiera la cabeza entre los muslos, comenzaron a insinuar que me llevarían a alguna prisión.

Pero no fue así, luego de dar varias vueltas me llevaron a una casa de las tantas que tienen para entrevistar a las personas que dicen ustedes que son contrarrevolucionarias. Me hicieron preguntas tan personales como cuándo había sido mi primera relación sexual y si la había disfrutado. Actuaron como sicarios.

Ahora no sé por qué motivos la emprenden contra mi pareja, que reside en La Habana. Está siendo procesado por un supuesto anillo que se robaron en su centro de trabajo el hospital materno Hijas De Galicia. Luego la trabajadora retiró la denuncia, pero la policía decidió acusarlo. Él está sufriendo la realidad de una Cuba que no es para nada la que soñó José Martí, si Martí estuviese vivo volvería a morirse luego de ver tantas injusticias.

Ahora estoy aquí alzando la voz por mi pareja porque es un joven de 30 años al que le van a destruir la vida metiéndolo preso injustamente, y no voy a dejar de decir lo que pienso y siento hasta que esa situación se revierta, él es mi familia, el hombre que yo escogí para que formase parte de mi historia.

¿Qué haría usted si pasase lo mismo con su hijo o su esposa? Usted, señor presidente, de igual modo lucharía por ellos. Lo mismo haré yo, porque estas son mis circunstancias, y no me queda de otra que alzar mi voz en contra de la injusticia que piensan cometer con el ciudadano René Rodríguez Cepeda.

En Cuba se están cometiendo graves injusticias, están aplicando causas sin motivo alguno, ¿Dónde están las leyes? No sé si usted estará al tanto de todos los acontecimientos que acaecen en la isla en este sentido. Supongo que ha de estar informado por sus esbirros. ¿Entonces tiene conocimiento de que aquellos que, supuestamente, trabajan por el bien de la sociedad están realizando un trabajo chapucero, usan los mismos métodos de antes del triunfo de la revolución, sus actitudes no son para nada de personas revolucionarias, trabajan desde el cinismo y la amenaza constante?

No se quieren dar cuenta de que los tiempos ya no son los de hace 60 años atrás, procediendo de esa manera solo conseguirán hacer más visible el deterioro de los derechos humanos que existe en Cuba. Quiero que tenga bien claro Señor presidente, no me voy a quedar en silencio como un cordero degollado, solo pido justicia. Ya me cansé.

Le saludo cordialmente.

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