Una historia entre cubanas y venezolanas
By Nike
HAVANA TIMES – Hoy, revisando entre los apuntes que voy acumulando para mis artículos encontré la siguiente anécdota.
En el año 2019 una buena amiga viajo a España para visitar a su hija en Madrid. Fue un viaje muy añorado por las dos. Mi amiga más que nada deseaba ver a su hija y estar con sus nietos. La hija deseaba regalarle unas buenas vacaciones a la mamá… …
Desde su llegada no faltó un día que la hija la llevara a conocer un nuevo lugar. A los pocos días mi amiga hizo contacto con un matrimonio de antiguos colegas de trabajo que después de retirarse emigraron a España. Con ellos se citó un día para almorzar en un restaurante cercano a su casa.
Mi amiga me describió aquella mañana como un día claro y de temperatura agradable. Apenas se sentaron a la mesa, como de la nada apareció una joven con las cartas. Mientras seleccionaban el pedido y se hacían recomendaciones la muchacha le preguntó a mi amiga si era cubana.
Mi amiga, que ya pasa los ochenta años, le respondió que sí y señalando a sus amigos le dijo que ellos también eran cubanos. La joven camarera le dijo que se había dado cuenta pero que ella, o sea mi amiga, parecía recién llegada e inmediatamente, sin perder la amabilidad, le dijo que era Venezolana y que por culpa de los cubanos ella y sus padres habían tenido que emigrar, pero ella extrañaba mucho a sus amigos y lo que más quería era regresar a su país.
Mi amiga, que es indiferente a la política, le dijo que ella fue siempre una trabajadora y no tenía culpa de nada.
La anécdota término unos días después en una tienda a dónde la hija llevó a mi amiga. Enseguida que fueron atendidas la empleada se identificó como venezolana. Entonces mi amiga le hizo el cuento de la cafetería.
Muy amable la empleada de la tienda le dijo que aquella joven era su hija y que la tenía muy preocupada porque temía que se le fuera para Venezuela. Mi amiga que ha tenido que convivir también con la separación de su familia trató de darle aliento. Las dos madres terminaron abrazadas.
No tengo el detalle de que hayan llorado pero la historia me hizo pensar y me emocionó mucho. Porque quién en Cuba no se siente identificado con historias como estas. Por eso tenía que contarla.
Es difícil medir con exactitud cuán bueno o malo es emigrar. Lo que sí es seguro es que la s cubanos no somos emigrantes por naturaleza.