Nuevas panaderías en Cuba
Por Nike
HAVANA TIMES – Desde hace un tiempo por toda la Habana se han abierto panaderías particulares. Utilizando el garaje o el portal de sus casas, muchas familias en mi pueblo han puesto un mostrador, una repisa y han plantado su propia panadería.
Los ingredientes como la harina de trigo y la levadura casi siempresda son importados por un miembro de la familia desde algún país cercano, otros los adquieren a través de un proveedor extranjero. Existen quienes solo se dedican a la elaboración de panes y luego lo distribuyen. En el caso de mi pueblo lo trasladan en coche de caballos, motos eléctricas o todo tipo de carro de gasolina o petróleo.
Esto no quiere decir que se ha solucionado el problema del pan pero los particulares hacen lo imposible por tener listo el pan todos los días y yo admiro eso y lo agradezco.
Los cubanos de a pie elegimos las bolsas de panes más económicas que consisten en una bolsa de nailon (plástico) que contiene entre 8 y 10 panes redondos suaves. El tamaño de estos panes se ha ido encogiendo mientras su demanda ha ido en aumento. El precio inicial de estas bolsas era de 25 pesos en 2019, hoy anda por los 70 pesos.
Estas nuevas panaderías son más eficientes que las panaderías estatales. Además de la calidad del pan, la variedad de ofertas y la amabilidad del dependiente, no se hacen colas, yo creo que es una de las cosas que más me gusta. En los últimos días, en horas de la mañana en la panadería donde suelo comprar, cuando llego hay tres o cuatro personas en espera del pan que la mayoría compramos, es decir, las bolsas más económicas. Esta espera no dura mucho solo minutos, apenas el pan sale del horno podemos llevarlo. Las otras ofertas que consisten en un pan tipo baguete, pan de molde y en ocasiones pan redondo azucarado, solo hay que llegar y comprar.
Explico todo esto para contar lo que me sucedió una de estas mañanas. Estábamos un grupo de personas esperando el pan redondo suave. De repente como de la nada surge un extranjero en apariencia europeo que me pregunta en perfecto español si todas las personas que estábamos allí esperábamos el pan. Éramos solo tres personas y le respondimos con un movimiento afirmativo de cabeza. Entonces sucedió lo imprevisto. El extranjero haciéndose un poco más el extranjero se dirige a mí y me pregunta.
“Esto quiere decir que no hay pan”. Le respondo que nosotros esperábamos uno en específico y le señalo la vidriera donde había otros tipos de panes. A lo que el extranjero insultado me responde que él no entiende como los cubanos podíamos perder tanto tiempo, pero él no podía perderlo: “Además estoy muy apurado”.
Entonces el dependiente intervino y con amabilidad le mostró las otras ofertas y le explicó que a los cubanos tampoco nos gusta perder el tiempo, aunque reconoció que en efecto en Cuba se pierde mucho el tiempo. “Pero no es por culpa nuestra”, dijo el panadero en tono suave. Sin casi mirarlo mientras escogía sus panes el extranjero respondió: “En Cuba se vive de espaldas al tiempo y esto es algo que puede verse desde el aire”.
Fue muy grosero, a los cubanos tampoco le gusta perder el tiempo pero no hay otra opción. Ahora bien, el tiempo que se pierde en colas, trámites y desplazamientos es perder horas productivas y así va el país, en una espiral de pobreza.
El socialismo en cuba es sostenido por la levadura y la harina.
Mira que hemos aprendido a aguantar los cubanos.
Que panecito estaban esperando? No imaginé que andaban haciendo pan allá los privados, que rico.