Las Navidades prohibidas

Por Nike

HAVANA TIMES – Los cubanos todo lo hacemos a nuestra manera, así es desde el comienzo de este
gobierno cuando se prohibieron muchas cosas, por ejemplo, las navidades. Pero cuando prohíbes algo
siempre hay alguien que no acata las leyes y hubo personas que siguieron celebrando con sus familiares
el día 24 de diciembre, un día especial para que las familias católicas y las no muy católicas se reunieran
a celebrar.

Alrededor del árbol montaban su nacimiento y ese día después de la cena se sentaban y tomaban
chocolate caliente con biscochos mientras abrían sus regalos, mi mama siempre recordaba eso de su
niñez con mucha nostalgia.

Como fue prohibido, muchas personas acataron la orden sin chistar y en general casi todos dejaron de
celebrar el 24 de diciembre y comenzaron a celebrar el 31 de diciembre que fue permitido por que el
gobierno decretó el primero de enero como el día del triunfo de la revolución.

Las familias muy católicas sí lo siguieron celebrando a escondidas y seguían visitando las iglesias, por
eso recibieron el repudio de los vecinos.

En estos días de navidad y fin de año me acordé de una señora muy devota de Jesús de Nazaret,
católica, apostólica y Romana como decía mi mama, que mantuvo sus tradiciones y creencias a pesar
de haber vivido en la Cuba de los años 60 del pasado siglo XX.

En su casa, desde que era una niña, celebraban la víspera del nacimiento del niño Jesús con una cena
donde se reunían toda su familia. Esta señora fue repudiada por solo creer en dios, y en la familia,
aunque siguió fiel a sus tradiciones, y sus creencias a pesar de todo. Montaba su arbolito de Navidad en
su cuarto para que no lo vieran los vecinos y siguió celebrando su cena con su familia a escondidas.

Ella soñaba con irse a vivir a los Estados Unidos “el norte”, como ella le decía, donde su familia emigró
en los años 60 porque eran dueños de una carpintería que les fue confiscada por el gobierno. Esta
señora era casada por la iglesia y tenía dos hijos varones, su esposo tenía un carro Ford de 1956, un
almendrón, y hacía viajes con personas conocidas pues no era permitido hacer de taxista. Esto lo
empezó a hacer cuando le quitaron la propiedad a su familia pues él trabajaba allí y era un magnifico
carpintero.

El trabajo de ella era de repostera. Hacía unos dulces especiales y los vendía a familias y a la iglesia a la
que visitaba religiosamente y llevaba a sus hijos que fueron marginados por eso. No se les permitió estudiar una carrera ni que trabajar para el Estado porque tenían puesta la reclamación familiar para ir a
vivir a los Estados Unidos.

Pasaron muchos años y no les llegó la reclamación. Y así crecieron estos niños. Ya hechos unos
jóvenes, en el año 1994 se fueron del país como balseros por Guantánamo, los padres se sentían muy
mayores para esa travesía y se quedaron con su sueño de irse a vivir a los Estados Unidos.

La última vez que la vi estaba muy viejita, fue en una esquina de Centro Habana vendiendo tabletas de
maní. Me costó reconocerla, la recordaba como una mujer fuerte, luchadora, que mantuvo a su familia
alejada de las carencias en su mesa. Pero a pesar de su edad, todavía se le notaba su espíritu fuerte y
su deseo de no dejar de trabajar y ganar su propio dinero como mujer independiente que siempre fue.
Seguía celebrando su noche buena el 24 de diciembre y visitando su iglesia, ahora sus hijos vienen del
norte a visitarla y a celebrar ese día tan importante para ella en familia.

En Cuba existieron muchas familias que nunca renunciaron a celebrar el 24 de diciembre, y así fue hasta
el año 1998 del siglo XX que el papa visitó Cuba y dialogó con el gobierno para declarar feriado el día 25
de diciembre y lo logró increíblemente a favor del pueblo cubano y sus tradiciones.

Y les digo que a partir de ese año empezaron a verse los arbolitos en todas las casas y hasta en las
tiendas del gobierno vendieron árboles de Navidad. Fueran católicos o no porque el cubano tiene eso
que es difícil de explicar, sin creer en dios ni en la biblia ponen arbolitos en sus casas. Los conozco, y lo
que más les gusta es reunirse con sus familiares alrededor de la mesa a compartir una cena en fin de
año porque al cubano le encantan las fiestas y celebrar junto a su familia.

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2 thoughts on “Las Navidades prohibidas

  • Muy cierto tu artículo y también triste el caso de esa señora. Nuestra familia sufrió porque al hacer esas celebraciones dijeron que nos íbamos de país. Son fiestas tradicionales hermosas que se deben mantener porque aunque la familia no este unida y solo sea como una unión espiritual.

  • Muy ilustrativo tu diario, esos hechos injustos con prohibir las tradicionales celebraciones católicas, como si hicieran daño. Pero la realidad es que siempre existe una resistencia y respuesta a todo lo que se impone. Gracias por esas memorias!

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