Mis gastos millonarios

Osmel Almaguer

Trabajadores cubanos.  Photo: Caridad
Trabajadores cubanos. Foto: Caridad

Hace un tiempo Felipe Pérez Roque, recientemente destituido de su cargo de Canciller, hizo un análisis en una reunión de las Naciones Unidas, según el cual se pudo deducir que cada cubano no solo es millonario, sino que con muy poco dinero puede comprar muchísimas cosas. Lástima que estas conclusiones no reflejen nuestro verdadero nivel de vida.

Felipe afirmaba que con un dólar se pueden comprar x libras de arroz, frijoles, azúcar y leche en polvo.  Claro, haciendo referencia a los productos de la Libreta de Abastecimiento, mediante la cual el Estado Cubano subsidia un mínimo de alimentos a cada persona. Esta cantidad solo alcanza para una semana, al máximo, y luego tenemos que buscar los productos a precios mucho más altos.

Entonces se complica un poco la cosa, pues el salario mínimo $ 225.00= 9.00 CUC. Por un paquete de dos o tres libras de pollo tenemos que pagar entre dos y tres CUC, por un litro de aceite vegetal 2.20 CUC, por un litro de puré de tomate 2.20 CUC.

Pero el transporte cuesta, militar en las organizaciones de masas cuesta, y aunque estos costos son menores, sumándolo todo no me queda ni para tomarme un refresco de a peso cuando me baja el azúcar en la calle.

Por eso la gente está en lo que aquí llamamos “el invento.” Casi todos inventan con casi todo. La gente compra y vende cosas traídas del extranjero, robadas a particulares o al estado; producidas por ellos mismos o con materiales robados, recogidos en los depósitos o traídos por cubanos trabajando en el exterior.

También está la prostitución, que si es de mujeres se les llama “jineteras” y si es de hombres “pingueros,” porque lo hacen con otros hombres.

También es cierto que los servicios de educación y salud son gratuitos, pero solo a medias, porque aunque muchos hemos estudiado hasta licenciarnos y hemos asistido al médico gratuitamente, incluso con operaciones que en otros lugares del mundo son carísimas, hay que tener en cuanta que todo lo que se produce en el país lo hacemos nosotros, la clase obrera, mientras los dirigentes distribuyen bastante equitativamente según los presupuestos de una revolución que hasta ahora hemos apoyado. Por eso creo que no nos regalan nada.

Por otra parte, la relatividad de dicha gratuidad se enfatiza cuando pensamos en los útiles escolares que los padres tienen que pagar porque no les dan los suficientes a sus hijos en las escuelas, y en los regalos que hay que hacerles a los médicos para que se dignen a atenderte como mejor sepan.

Yo me encuentro entre esa multitud de personas que, según el análisis de Pérez Roque trasmitido por la TV, hemos hecho gastos millonarios en nuestra vida sin tener nada en los bolsillos.

osmel

Osmel Almaguer: Hace poco solía identificarme como poeta, promotor cultural y estudiante universitario. Ahora que mis nociones sobre la poesía se han modificado un poco, que cambié de labor y que he culminado mis estudios ¿soy otra persona? Es usual acudir al status social en nuestras presentaciones, en lugar de buscar en nosotros mismos las características que nos hacen únicos y especiales. Que le temo a los arácnidos, que nunca he podido aprender a bailar, que me ponen nervioso las cosas más simples y me excitan los momentos cumbres, que soy perfeccionista, flemático pero impulsivo, infantil y anticuado, son pistas para llegar a quien verdaderamente soy.

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