Otro presidente español vino a Cuba

Miguel Arias Sánchez

HAVANA TIMES – Hace pocos días Pedro Sánchez visitó Cuba. Hacía más de 30 años que un presidente del Gobierno español venía a esta isla del Caribe. El anterior fue Felipe González, quien fue amigo personal de Fidel Castro, aunque tenían muchos puntos de desencuentro.

Aznar también vino a Cuba -a una cumbre- y recorrió varios lugares de la capital, entre ellos, la casa donde vivieron sus abuelos en la calle Infanta. Durante todo el tiempo que duró su mandato, hizo lo posible por deteriorar el vínculo entre Cuba y España, y sin duda consiguió tensar la soga. A eso se unió la posición europea, dictando varias sanciones contra el país, muchas económicas.

En algún momento llegamos a pensar que las relaciones entre los dos países podrían romperse, esa situación se mantuvo por años.

Durante el mandato de Mariano Rajoy no hubo mucho avance tampoco. Rajoy es un hombre de derecha, que solo defendía los intereses de los grandes imperios y de la clase burguesa, haciendo más precaria la vida de los españoles, sobre todo, en lo referido al aspecto laboral. Sin duda, su gobierno profundizó la crisis que ya había en el país. Al final fue sacado del poder, entre otras cosas, por problemas de corrupción de su partido y su mala gestión de gobierno.

Ahora llega Pedro Sánchez, un hombre joven con ideas renovadoras, que debe enfrentar la crisis social, laboral, económica y política que reina en el país ibérico. No la tiene fácil, aunque si quisiera, tiene a su favor una sociedad civil consciente y en fase de despertar, con la que pudiera lograr varias cosas.

Sánchez, desde el principio, ha sido respetuoso con los países de América latina, independientemente del sistema social que en ellos impere. Con Cuba no hace la excepción; ha expresado su deseo de estrechar los lazos económicos con la Isla, lo cual no es malo.

Trajo consigo la silla que utilizara el general Antonio Maceo y que se conserva en España. La entregó en calidad de préstamo por dos años, y con posibilidad de prórroga. Aquí sostuvo reuniones con el presidente Díaz-Canel y otros dirigentes. Firmaron diferentes acuerdos económicos y culturales. Recorrieron las calles de la Habana Vieja, quién sabe si disfrutaba o se sentía castigado por el sol caribeño. Aunque las fotos de las sonrisas de los presidentes parecen dar fe de un paseo agradable por el centro histórico.

Hace falta que esos acuerdos sean beneficiosos para el pueblo, que se vea el fruto y no se quede solo en la noticia. La visita en general fue corta, pero lo peor es que Sánchez haya decidido no reunirse con la oposición. Eso no es bueno, porque así solo se llevó una parte de la historia y se perdió otra importante.