Grúa impredecible en el túnel de la bahía
Miguel Arias Sánchez
HAVANA TIMES — Hace unos días venía de regreso de La Habana en un ómnibus urbano, cuando pasábamos ya la embajada española el ómnibus comenzó a detenerse. Había una cola de carros delante del nuestro y comenzó a formarse otra detrás.
A medida que pasaban los minutos se iba alargando, pasaron 10, 20, 30 minutos y el tranque seguía a la entrada del túnel de la bahía habanera. Eran exactamente las 11:50 minutos del medio día, cuando el sol castiga con más rigor. El calor y la ansiedad comenzaron a adueñarse de los pasajeros, uno de ellos pidió al chófer que abriera las puertas y lo hizo de una forma correcta, el chofer, caso omiso.
Siguieron pasando los minutos y el próximo que pidió que abrieran las puertas los hizo en forma descompuesta y acompañado de palabras groseras; el chofer se levantó y entabló una discusión con el pasajero de tal forma que las ofensas iban y venían de ambos lados. El resto de los pasajeros, unos impasibles, y otros tratando de aplacar la discusión, hasta que el chofer se agachó y echó mano a una cabilla que llevaba debajo del asiento, según ellos para defenderse en caso de alguna agresión. Los más cercanos lo aguantaron y se la quitaron, mientras el rosal de palabrotas seguía.
Al cabo de 48 minutos exactos comenzó muy despacio a fluir el tránsito por el túnel. Cuando nos tocó el turno pudimos ver que había un carro averiado dentro y la grúa que tenía que socorrerlo estaba también rota, como de costumbre. Lograron sacar el carro, pero la operación duró unos largos y calurosos 48 minutos, que casi terminan en tragedia.
Miguel, este post merece una segunda parte…con el chofer ya calmado..