En una guagua puede suceder cualquier cosa

Miguel Arias Sánchez

La ruta A32 Foto: cubadebate.cu

HAVANA TIMES – Aunque en la vida diaria somos testigos de sucesos que nos dejan perplejos, algunos sobresalen a otros y nos llaman más la atención.

Si hay algún sitio donde suceden eventos casi todos los días aquí en La Habana, es en las paradas de guaguas o en los propios ómnibus.

Lo que voy a contar fue tan inesperado y absurdo que acaparó la atención de todos los pasajeros que íbamos en la ruta A32 número 9018, que cubría el recorrido del emboque de Regla hasta Habana del Este, una tarde de abril.

El chofer, un hombre de aproximadamente 60 años, aparentemente equilibrado, detiene el ómnibus y, de pie, al lado del timón, comienza a cobrar el pasaje; cuando termina enciende el carro.

Al llegar a la primera parada, en la calle 27 de noviembre, entre Aranguren y Maceo, demora al abrir la puerta trasera, la gente empieza a pedir que abra de una vez para poder abandonar la guagua y entonces ocurre lo insólito.

El chofer expresó con una tranquilidad pasmosa: señores, yo no tengo que estar abriendo y cerrando puertas. La mayoría de los pasajeros comenzaron a reír y los comentarios estallaron: está loco, ¿qué le pasa a ese chofer?, si no la abre él ¿quién lo hará?

Al llegar a la próxima parada, no abría la puerta y la gente gritó más cosas, esta vez sin tanta risa. Abrió y repitió lo mismo de una forma pesada, agregando: yo no llevo “mongólicos” aquí arriba. Otra vez los pasajeros rieron, pensando que el tipo era un chistoso incomprendido, tal vez. Incluso le pedían que abriera para que bajaran algunos “mongólicos” que habían subido a la guagua. Le gritaban: dale el timón a otro y si tú no puedes cumplir tus obligaciones, etc. y así fue de parada en parada. Casi nadie lo tomaba tan en serio, aunque algunos sí estábamos molestos.

Recordé que el presidente Díaz-Canel, hace poco, en un chequeo de las actividades económicas del país, dijo algo así refiriéndose a los taxis nuevo que circulan por La Habana: tenemos que mejorar cada día más el transporte con los recursos que llegaron, que la ética predomine en sus trabajadores y choferes, que estos lleguen temprano, salgan a su hora, regresen a su hora y el trato sea respetuoso y ético.

Me pregunto, entonces, ¿cómo es posible que se contrate a un hombre para brindar un servicio público tan sensible en estos momentos como el transporte, y luego no cumpla con sus obligaciones?  ¿Qué sentido tiene la guagua si sus puertas no abren y si no se detiene en sus paradas oficiales?

Esperemos que las palabras de Díaz-Canel se hagan receptivas en los oídos de aquellos funcionarios que tienen que seleccionar y aprobar las plazas de choferes, y escojan personas equilibradas, responsables y éticas, que brinden el servicio y el trato que este pueblo merece y que muchas veces se ignora.

Miguel Arias Sanchez

Miguel Arias Sánchez: Nací en Regla, en el año 1949. Allí hice mis estudios primarios y secundarios. Luego me incorporé a los cursos de maestros populares y ejercí varios años. Pasé el Servicio Militar y enseguida que me desmovilicé estudié, ya de manera oficial, el magisterio; después la Licenciatura en la Universidad de la Habana. Por casi veinte años ejercí en las aulas de la Habana. Luego tuve la suerte de viajar y conocer otra realidad. Regresé, y actualmente realizo distintas actividades por cuenta propia.

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3 thoughts on “En una guagua puede suceder cualquier cosa

  • De que se queja?. Los maltratan y se ríen y todavía esperan que Diaz Canel le resuelva sus problemas como seres humanos?

  • ¡Excelente respuesta! Eso mismo pienso yo.

  • Realmente no da risa..sólo dice mucho de la sociedad cubana…eso fue en la guagua, pero si vas a una tienda las puertas permanecen con sólo una hoja abierta…en esa misma guagua, seguro todos los asientos iban ocupados por hombres en las mas variadas posiciones para no ver a la anciana o la señora con el niño en brazos…eso somos…el cerebro y la soya han interactuado así…

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