Cuando un amigo se va

Miguel Arias Sánchez

Armando

HAVANA TIMES – Hace unos meses publiqué una entrevista con un hombre que conocí. Se había dedicado mucho tiempo a hurgar en la basura, buscando cosas de utilidad y, de alguna manera, reciclarlas, lo que aquí llamamos “bucear”.

En el momento en que lo entrevisté ya había dejado esa actividad y había decidido realizar otro trabajo más higiénico y menos riesgoso. Empezó a hacer guardias en una escuela, allí era muy útil y querido. Así fue que comenzamos la amistad, que con el tiempo se fortaleció.

Aquel hombre de rostro noble me demostró sus cualidades como ser humano. Compartimos la comida, conversamos de varios temas; siempre hablaba con mucho cariño de su hija y de sus nietos.

Hace más de un mes que Armando terminó su guardia de madrugada y nunca más hemos sabido de él. La policía ha dicho a su hija que no está entre las cifras de los muertos en este período, tampoco saben nada sus otros familiares o amigos. La esposa está desesperada.

Hoy recuerdo cuando sufrí un dolor muy fuerte cerca del hígado, que se fue agudizando y me impedía hasta caminar. Él me acompañó al hospital Naval. Me dijeron que era producto de un exceso de grasa que me produjo un cólico. Con un pequeño suero la dolencia disminuyó poco a poco. Por mucho que insistí para que se fuera, Armando estuvo conmigo todo el tiempo. No preguntó por qué no llamaba a mi familia, cosa que pude haber hecho, pero sentí innecesario movilizar a la gente si no era grave.

Cuando salimos de la institución sanitaria, a las cuatro de la madrugada, él fue para su centro de trabajo a cumplir con la guardia que comenzaba a las seis, y yo me fui a dormir para recuperarme totalmente.

Ese hombre que hoy está desaparecido me dio muestras de que todavía quedan personas buenas y humanas en medio de una sociedad convulsa, donde el egoísmo es palpable.

No tengo idea de dónde puede haberse metido. Las suposiciones más comunes que pasan por mi mente son:

1- Le dio un infarto por ahí y no lo han encontrado. 2- Quizá alguien lo atacó para robarle y hubo un accidente mayor.

No creo que él se haya desaparecido por su propio deseo.  Se acerca el fin de año y ese amigo no va a estar para felicitarlo, tomar una cerveza y desearnos un mejor porvenir.

Hoy solo me queda su recuerdo. Siento una gran mezcla de alegría y tristeza. Alegría por haber conocido a una persona buena. Y tristeza e incertidumbre por no saber cuál ha sido su destino. Sea como sea y esté donde esté, siempre tendrá un lugar en mi pensamiento y en el corazón de todos los que supieron valorarlo y quererlo.

Miguel Arias Sanchez

Miguel Arias Sánchez: Nací en Regla, en el año 1949. Allí hice mis estudios primarios y secundarios. Luego me incorporé a los cursos de maestros populares y ejercí varios años. Pasé el Servicio Militar y enseguida que me desmovilicé estudié, ya de manera oficial, el magisterio; después la Licenciatura en la Universidad de la Habana. Por casi veinte años ejercí en las aulas de la Habana. Luego tuve la suerte de viajar y conocer otra realidad. Regresé, y actualmente realizo distintas actividades por cuenta propia.

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3 thoughts on “Cuando un amigo se va

  • Oye que cosa más terrible. No solo el hecho de la desaparición, porque cuando nos despedimos de alguien es mucho más fácil, pero esa incertidumbre de no saber qué le ha sucedido es lo más triste del mundo. Perder a un amigo, sin embargo, supera eso. No imagino cómo te sientes, pero puedo ponerme en tu lugar. Ojalá sí aparezca. De todos modos un abrazo desde este otro lado.

  • Las personas más pobres son las más agradecidas, tienen otros valores. La amistad es la mayor joya del ser humano, amor incondicional. Leí tu entrevista y siento lo de tu amigo.

  • Entiendo que la esposa esté desesperada, la ausencia de su pareja unida a la incertidumbre es una combinación horrible. Nadie desaparece por arte de magia porque incluso los cadáveres requieren un largo tiempo para desintegrarse. La familia debería apelar a todos los recursos para conocer el paradero de tu amigo: exigir, demandar, llamar la atención, hacer un escándalo mediático porque solo ellos están pagando el precio del misterio, porque solo sus vidas están detenidas, y porque el gobierno cubano y la optimista prensa oficial sustentan enfáticamente el mito de que en Cuba no hay desaparecidos. Si no los hay, que se encarguen de desmentir la realidad encontrando a este ciudadano. Los meses que preceden a fin de año aumentan los robos y asaltos, los custodios son blanco fácil de ambos, pero una investigación a fondo siempre arrojará algún resultado.

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