Infierno para vacacionar

Mercedes González Amade

Ilustración: Carlos
Ilustración: Carlos

HAVANA TIMES — Todos los años trato de reservar para Los Cocos, una base de campismo que tiene dos de sus cabañas construidas para personas con discapacidad. Son muy pocas cabañas para las tres asociaciones de discapacitados de la capital (Aclifim, Ansoc, Anci) y todos tenemos derecho a divertirnos; por eso, desde hace dos meses estoy llamando a las oficinas para saber cuándo empezarían a vender las reservaciones del verano.

Dos días después de comenzar la venta me dirigí a 60 y 31, a las oficinas de la Empresa de Campismo Popular del municipio Playa y allí vi un panorama espeluznante: los turnos de la cola costaban 15 cuc. Había personas que llevaban varios días durmiendo en el lugar para mantener el orden de la cola.

Me acerqué al guardia de seguridad para hacer uso de la prioridad que tengo por ser discapacitada. Intentaba salir del peligro, pues toda la espera para las reservaciones se realiza en una céntrica avenida cerca de un semáforo y yo estaba prácticamente en la calle. A eso le unimos que el sol y la lluvia se alternaban ese día. El señor no supo darme una respuesta y llamó a la persona que estaba a cargo de la situación.

A través de una reja le planteo mi problema, pero la respuesta fue clara: “no tengo nada que ver son eso, aquí hay una cola”. Quise mostrarle la circular del Ministerio de Comercio Interior, pero se rehusó en muy mala forma y me dejó con la palabra en la boca.

Tuve que esperar seis horas y al fin -casi con un amotinamiento de las personas que como yo aguardaban su turno-  fui atendida. Pero ahí no terminaba la cosa, me esperaban unas largas escaleras y luego una puerta estrecha por donde mi sillón de ruedas no cabe; tuve que levantarme y cerrarlo.

Al fin pude reservar, a pesar de que me encontré con una subida de precios, que nadie había anunciado.

La desinformación, la mala educación, la falta de ética, la deshumanización, son errores que no deben permitirse en ningún sitio, menos en uno que ofrece un servicio a la población. Tampoco es concebible que en pleno siglo XXI no se tenga en cuenta la posibilidad de que llegue una persona con mis características. Fue un momento muy desagradable y para colmo no logré la reservación para el verano, sino para el mes de septiembre.

Mercedes González

Mercedes González Amade: tengo 38 años y soy discapacitada. Sobre muletas o en silla de ruedas lucho a diario en esta vida. Tengo un niño de 12 años que es mi inspiración principal y por el que lucho a brazo partido. Ocupo un cargo en la institución gubernamental que atiende a los discapacitados de mi municipio y en las tardes practico Tenis de Campo bien lejos del lugar donde vivo. Mi intención con Havana Times es contribuir a contagiar el deseo de vivir y de hacerlo dignamente, sobre todo en personas con dificultades físicas y motoras.

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5 thoughts on “Infierno para vacacionar

  • Puede publicar un libro titulado “Las Aventuras de un Tramite”… el libro puede comenzar desde que un espermatozoide comienza sus tramites con el ovulo para fecundar, ya que para estar “oficialmente” embarazada necesita que la vea un ginecólogo y ese simple tramite puede llevarse el primer acto o capitulo del libro/obra de teatro, Hacerse un ultrasonido puede ser una novela en si misma, análisis de sangre..?? bien y tu..??

    Cuando ya ese espermatozoide sea una persona adulta, de la tercera edad en Cuba, las aventuras de sus tramites no cabria ni en la biblioteca nacional ni en el Capitolio…

    Un tramite que en cualquier lugar se hace online desde el celular, en Cuba el simple echo de sacar una linea extrabasica para el celular es toda una vicisitud.

  • ?Cómo que “infierno para vacacionar” si vives en el mismo infierno? No entiendo !Nada!

  • Le ronca la moringa!, por eso cuando yo vivía en Cuba jamás me interesé en campismos ni nada de eso, y como no tenía dinero para irme a Varadero o cualquier otro lugar en “fulas”, pues me contentaba con darme una escapadita a Santa Maria (fuera del período vacacional de los muchachos, por supuesto). Hace unos años por asuntos de trabajo fui un dia a la base de Puerto Escondido y aquello parecía una favela brasileña, tendederas por todas partes, personas cocinando en la puerta de las casitas, tremenda gritería ( no sé si sigue igual); vaya, que no pude menos que decir: le ronca la moringaaaa!!! Saludos.

  • Mercedes su valor y determinación me impresionan. Yo comparto mi vida con un discapacitado. He estado dos veces en el archipiélago y naturalmente mi curiosidad va a ver las facilidades o barreras que existen. Sus artículos arrojan luz y detalles en los retos que encontrare para poder llevarlo a conocer sus raíces. Gracias

  • Ya de por si es durisimo vivir en Cuba para una persona normal, no puedo imaginar para una persona que tiene que moverse en una silla de ruedas.

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