Un Cubano Menos

María Matienzo Puerto

Parque de La Habana. Foto: Caridad

Nadie imagina ni se pregunta cómo puede ser un hospital psiquiátrico por dentro, o cómo es su funcionamiento.  Cómo son tratados los enfermos o cómo se llega a ese estado; si es reversible o si, a la vez que se entra, se puede salir de un manicomio.  La locura como la cárcel y la muerte, aterra.

Nadie quiere verse tras rejas ni jugando, ni estar ausente para siempre porque, aunque existan miles de teorías, la realidad es que cuando te mueres no se te ve más.  Las tres tienen en común el olvido como consecuencia. La única ventaja de la muerte es que te olvidan y no corren el riesgo verte otra vez.

Sin embargo, imagino que después de una experiencia en prisión no se vuelva a ser el mismo, pero como la vida continúa, haya que hacer el esfuerzo y seguir el curso de lo que se inició una vez, asumiéndote tal cual eres.

Pero la locura es otra cosa, creo que incluso más compleja.  En español hay más de diez sinónimos para denominarla y no mirarla de frente; o para que nos sirva como justificación cuando mueren ellos, los hospitalizados, y pasan los meses y no hay razón de los culpables.

Por mi parte confieso que, por mucho tiempo, también fue mi peor pesadilla.  Imagino que es estar y no estar; que no cuenten ni cuentes el cuento con objetividad; que sea hacer cosas y que una parte de ti diga que no y otra que sí; que no haya control ninguno sobre tus actos y sobre los demás.

Debe ser que pasen en un ómnibus, por frente a tu hospital y te vean, sin pudor alguno, orinando frente a todos, o con un jarro de aluminio en la mano haciendo una cola para merendar; o que te pongan como uniforme un abrigo con alto porcentaje de nylon, rosado, con un pulóver que una vez fue blanco, ahora podría ser gris o beige por la cantidad de manchas, con un enorme letrero que diga 1 LESS (como sucede en el Hospital Psiquiátrico Roberto Sorhegui del Cotorro.) y no te puedas preguntar, uno menos para qué o por qué o cómo es eso de uno menos.

Será uno menos para pensar, uno menos para protestar, uno menos para debatir porque uno menos para alimentar no debe ser (allí les dan comida). ¿1 LESS por qué?

No quiero poner a funcionar mi maquinita del morbo y dejo que otros se apresuren a especular.  Pero quizás esta sea la razón por la que una vez le dije a un amigo que lo mejor en esta isla era concentrarse (al menos intentarlo) en los proyectos individuales para no engordar egolatrías de personas con más poder, o simplemente para no ser un cubano menos de dentro o fuera Cuba.

Maria Matienzo

Maria Matienzo Puerto: Una vez soñé que era una mariposa venida de África y descubrí que estaba viva desde hacía treinta años. A partir de entonces construí mi vida mientras dormía: nací en una ciudad mágica como La Habana, me dediqué al periodismo, escribí y edité libros para niños, me reuní en torno al arte con gente maravillosa, me enamoré de una mujer. Claro, hay puntos que coinciden con la realidad de la vigilia y es que prefiero el silencio de una lectura y la algarabía de una buena película.

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