De dónde son los cantantes

María Matienzo Puerto

HAVANA TIMES, 8 dic — No es muy frecuente que en la ciudad de la Habana, a diferencia de otras provincias, existan lugares donde por el Estado se hayan habilitado algunas mesas al aire libre para consumir con la moneda de los trabajadores, o sea, la llamada MN (así la llamaré en el transcurso de este diario), porque seguro que ya se han enterado por otros diarios, de otros colegas esta, la tal MN resulta ser la moneda maldita de la república cubana.

Mientras que el CUC, tan nacional como la MN, le hace la competencia en calidad y poder de adquisición de quienes la poseen, pero no me desvío. Al final estas dos monedas terminan siendo e yendo para el mismo lugar. Las arcas del rey.

Entonces, vuelvo a los lugares. Resulta que hace ya algún tiempo en la calle Obispo, perdido en medio de los mil y un establecimientos para consumir en CUC, está para los caminantes cubanos, un sitio llamado La luz. (No es el único, hay otro en la esquina de Mercaderes y Amargura).

Hasta por los precios de sus ofertas hace gala a su nombre porque es la luz de muchos trabajadores que trabajan cerca y quieren tomarse un café o consumir en su restaurante/fonda/comedor obrero.

Sin embargo, la oferta de las mesitas de afuera no se conoce mucho. Se confunde a veces con la dulcería en CUC que colinda con el lugar, que tiene unas mesas diferentes (las de MN son de calamina) con sus sombrillas incluidas para recibir a los turistas que, luego de una larga caminata, quieren refrescar.

La diferencia entre un lugar se hace notar. Aunque se ha tratado de que La luz sea un lugar agradable, alguna mano directiva la hecha a perder. En el menú hay una prohibición (si no va a consumir NO SE PUEDE SENTAR) pegada de una manera grosera, burda con papel precinta.

En el lugar en que puedo sentarme yo, en el de MN, la oferta al aire libre es de unos riquísimos emparedados de queso y jamón o atún, con pepinos y tomate, pasados por la plancha.

Pero como mismo se te enjuga la boca con el menú, así mismo se te agua la tarde a penas escuchas a tus espaldas al camarero que le toca despacharte decir, rezongando a la vez: ¡Son cubanos!

Y ciento pena por él. Le miro a la cara y lo veo frustrado porque está trabajando en un establecimiento en MN y no va a recibir la propina de un yuma, en CUC.

Ciento pena por él y su complejo de inferioridad, y esa pena la generalizo a todos los cubanos que la sienten, y maldigo a quien quiera que sea que se la haya ocurrido abarrotar la ciudad de cosas para extranjeros y que no me permite a mí, con toda la libertad del mundo, levantarme e irme, dejar atrás al camarero excluyente, tener otra opción, irme a cantar a otro lado.

Maria Matienzo

Maria Matienzo Puerto: Una vez soñé que era una mariposa venida de África y descubrí que estaba viva desde hacía treinta años. A partir de entonces construí mi vida mientras dormía: nací en una ciudad mágica como La Habana, me dediqué al periodismo, escribí y edité libros para niños, me reuní en torno al arte con gente maravillosa, me enamoré de una mujer. Claro, hay puntos que coinciden con la realidad de la vigilia y es que prefiero el silencio de una lectura y la algarabía de una buena película.

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One thought on “De dónde son los cantantes

  • Hola Maria,
    ¿Verdad que duele cuando un paisano te defrauda como en la escena que nos cuentas?
    Te dejo otro ejemplo, pero a la inversa:
    Tengo un amigo boricua que estudió en Cuba y en varias ocasiones por su acento al hablar lo confundían con un oriental.
    Lo peor no era con el desdén que le trataban donde quiera que iba en la Habana, sino el cambio de actitud, tan hipócrita, cuando se daban cuenta que era extranjero.
    ¡Que Vergüenza!

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