Post totalitarismo y auto corrección política en Cuba

Lynn Cruz

Miguel Coyula frente a un edificio en ruinas. Filmando Corazón Azul

HAVANA TIMES – Hace poco, una amiga se encontró con una cineasta cubana en un mercado. Lo supo porque entablaron una conversación amistosa, y casi al final mi amiga preguntó a la cineasta si conocía a Miguel Coyula. La realizadora hizo una pausa y una leve mueca. Pasados unos segundos le respondió: “Tú sabes que yo soy oficialista”. Esa reacción me dejó perturbada. 

Para el filósofo esloveno Slavoj Žižek, “la corrección política es una forma más peligrosa de totalitarismo.” La considera una forma de control que no entiende las causas subyacentes del problema que quiere abordar. ZÏzëq ve el sistema por lo que es: el totalitarismo. Pero en lugar de que sea una autoridad que ordena “haz esto o lo otro…”, hay una resonante alarma de la corrección política que te forzará a cambiar tu comportamiento al sonido de “sé mejor que tú, que es lo que quieres realmente”.

La reacción de esta cineasta de avanzada edad muestra la ambivalencia que produce el miedo. Por un lado la amenaza por la independencia del cine de Coyula.  Miedo también al “Gran otro” (la amiga que le hizo la pregunta, no tiene nada que ver con el mundo del cine ni con el poder). También podría ser su propio temor al cambio. Esto último es un signo de destotalitarización externa, que proviene de la falta de autoridad. Pero su auto corrección política fuera de lugar es el fenómeno más inquietante para mí. 

El silencio y desaparición de la vida pública a los artistas críticos, por habitual terminó naturalizándose. Se convirtió en una acción trivial. Tanto que los del gremio les huyen como si se tratase de una enfermedad contagiosa. Antes tenía un sentido, porque la Revolución se implantó como un credo, pero después de un largo período de fe, finalmente llegó el tiempo de la duda. Solo que el miedo a la autoridad ha quedado impregnado como un tumor maligno en el interior de las personas.  Me inclino a pensar que Cuba atraviesa una fase posttotalitaria en cuanto a autoridad, pero arbitraria respecto al comportamiento de los individuos.

La crisis que padece la institucionalidad en Cuba hoy trajo como consecuencia la existencia de un movimiento de artistas que trabajan de manera independiente. El Estado abandona edificios, viviendas, escuelas. Los artistas se han apoderado de las ruinas. La existencia de este arte que se concibe en los márgenes presiona a los funcionarios y al poder a generar simpatía dentro de las instituciones, de manera que no les queda más remedio que atender a las inconformidades de sus partidarios. Aplacan los fuegos internos y luego aplastan los externos (independientes) de manera despiadada, porque son la minoría.

Una nueva medida gestada en el exilio abre otro tema en discusión, la prohibición de artistas oficialistas en los medios y espacios culturales en La Florida. Tal como lo expresé en mi muro de Facebook no soy partidaria de la política de odio, pero esa decisión de castigar a quienes responden a la oficialidad es una manera de reclamar justicia.

Miami no es cualquier ciudad, es para Cuba como la Creta para la Grecia antigua. Marginada en este caso por la intelectualidad y los artistas del mundo. Durante mucho tiempo, quien abandonaba la Isla era estigmatizado, considerado un proimperialista. De modo que antes de salir del país, los que se exiliaron habían experimentado un apartheid político, para darse cuenta que les esperaba la misma soledad e incomprensión, pero en un país extraño. 

Esa es la historia de los artistas, intelectuales en estos 60 años y del primer éxodo de cubanos provenientes de la clase media y alta, la conocida como burguesía cubana. A muchos no los dejan volver. Otros no pudieron ver a sus familiares más cercanos en sus minutos finales.

Llegar allí es adentrarse en otra zona de conflicto, porque el régimen cubano continúa siendo gobernado por la misma familia que creó la división. Viéndolo de la manera más simple, mientras el poder en Cuba no cambie, el pueblo cubano estará condenado a la asfixia.

Ser un artista o intelectual hoy implica una responsabilidad con esa realidad. En tanto no se pidan disculpas y se resarza al exilio, no habrá transición legítima, por eso aumentan las tensiones contra la presidencia de Miguel Díaz-Canel, porque el pueblo además tampoco reconoce su autoridad. Muerto Fidel Castro, el ingeniero genético de este sistema, aparecen las fisuras y se despeja finalmente el entendimiento.

Lynn Cruz

No es el arte el que imita a la vida, es la vida la que imita al arte”, dijo Oscar Wilde. Y es que el arte siempre va un paso más adelante. Soy actriz y escritora. Para mí el arte, en especial la escritura, es un modo de exorcizar los demonios. Es algo íntimo. Sin embargo, decidí escribir periodismo porque me di cuenta de que yo no existía. En Cuba sólo tienen derecho a expresarse públicamente, las personas autorizadas por el gobierno. Havana Times constituye un ejemplo de convivencia dentro de una democracia y puesto que me considero demócrata, mi sueño es integrar la filosofía de este diario a la realidad de mi país.

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