Oscuridad en Cuba tras el huracán Irma

Por Lynn Cruz

HAVANA TIMES – A tres días del paso del huracán Irma, los comentarios en las calles acerca del número elevado de muertos manifiestan que todo ha sido por imprudencia.

¿Entonces las pérdidas de vidas humanas durante los ciclones antes del año 1959 también fueron por negligencia de las víctimas?

Otra pregunta sería, ¿por qué antes de 2017 la cifra no pasaba de dos o tres personas fallecidas por cada huracán?

O tal vez, ¿por qué en Miami, siendo una ciudad de un país rico, desde el miércoles todos los negocios comenzaron a cerrar para que la gente se preparara para el intenso y peligroso fenómeno y en La Habana todo continuaba como si no pasara nada?

El sábado en la mañana todavía permanecían algunos locales abiertos como bancos y casas de cambio, pues como la mayor parte del pueblo capitalino trabajó hasta el viernes, no tuvo tiempo para prepararse y apertrecharse de provisiones para enfrentar, además, la posterior crisis de falta de electricidad, agua y gas.

Sin embargo, en las zonas turísticas, sí se tomaron todas las medidas, tal vez porque ser “buenos anfitriones” es algo que nos distingue, pero como decía mi abuela: “No se puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa”.

No solo no se preparó a la gente, sino que los negocios estatales, como tiendas, agencias de reserva para vuelos internacionales, gasolineras, en la zona aledaña al malecón habanero, quedaron a merced de su suerte, lo cual se suma a la lista de pérdidas materiales en un país pobre y además bloqueado, ¿responsabilidad de quién es esto?

Como parte del diseño urbano del barrio capitalino El Vedado, integrados de manera armoniosa y funcional se encuentran los ficus, esos amables árboles que no solo embellecen, sino que permitían caminar a la sombra y escapar del sol y los intensos calores.

Hablo en pasado, pues no han sido pocas las luchas perdidas que han tenido lugar entre los habitantes y los asesinos de árboles, quienes casi siempre cuentan con un amparo legal o con algún vecino malicioso, quien inconscientemente en su deseo de exterminar al árbol por razones absurdas como: “me tapa la fachada de la casa” o “me entran ratones por las ramas”,  terminan también dañando el diseño urbanístico del barrio.

Se sabe que el tamaño de la copa determina el tamaño de las raíces, y puesto que se ha abandonado el cuidado de los ficus, estos han crecido desmedidamente y han provocado entonces el levantamiento de las aceras y a veces hasta partes de las calles próximas a ellos.

No solo no se mantienen ni atienden, (salvo en algunos lugares tal vez más visibles como la Calle G), sino que ahora, después de los desastres provocados por Irma, los vecinos comienzan a culpar a los árboles, y no a quienes los abandonan.

Una de las primeras medidas que se deben tomar en caso del peligro de los huracanes es justamente la poda, pero tampoco se realizó, ahora se lleva a cabo en La Habana, solo después del desastre y con la amenaza de extinguir a los ficus, para “quitarse el problema de encima”.

Entonces, una nueva ola de oscuridad amenaza a Cuba y a sus habitantes, la falta de preparación para enfrentar los desastres naturales, aspecto que había constituido un logro de la extinguida “Revolución Cubana”.

Lynn Cruz

No es el arte el que imita a la vida, es la vida la que imita al arte”, dijo Oscar Wilde. Y es que el arte siempre va un paso más adelante. Soy actriz y escritora. Para mí el arte, en especial la escritura, es un modo de exorcizar los demonios. Es algo íntimo. Sin embargo, decidí escribir periodismo porque me di cuenta de que yo no existía. En Cuba sólo tienen derecho a expresarse públicamente, las personas autorizadas por el gobierno. Havana Times constituye un ejemplo de convivencia dentro de una democracia y puesto que me considero demócrata, mi sueño es integrar la filosofía de este diario a la realidad de mi país.

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One thought on “Oscuridad en Cuba tras el huracán Irma

  • Rubiera es un excelente meteorólogo y advirtió sobre la gravedad de la amenaza, pero la Defensa Civil lo tomo todo “despacito”. Lo peor es que no se hayan creado facilidades para que la gente pobre tenga acceso a los alimentos y bebidas a precios de CUC. Dios quiera que cuando esas ruinas empiecen a secarse no ocurran mas derrumbes

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