Máquina Hamlet (El lamento de un soldado)

Por Lynn Cruz

HAVANA TIMES – “Generación Milenium” es un término que se utiliza en los Estados Unidos, para identificar a los nacidos en la década de los años 90, está clara la idea de que serían los primeros jóvenes del nuevo siglo.

En Cuba, los que vieron la luz durante ese período convulso de nuestra historia, denominado: ”Especial”, son conocidos como: “Generación de transición”, y tal vez el drama de ellos radica en que aún no haya culminado el cambio, que comenzó a gestarse en Cuba, tras la caída del muro de Berlín y, por consiguiente, del bloque socialista.

Pero para aquellos como el director bisoño, Adonis Milán, cuya infancia transcurrió en medio de las protestas habaneras del 4 de agosto de 1994, y del hundimiento del remolcador 13 de Marzo, las palabras: “revolución”, “isla”, “individuo”, adquieren nuevos sentidos.

Máquina Hamlet,del dramaturgo y director alemán Heiner Muller, retornó nuevamente en La Habana, en la noche del sábado 30 de septiembre, y domingo primero de octubre, en el espacio: La Madriguera, sede de la Asociación Hermanos Saíz.

Justamente durante el tránsito de un mes a otro, como un halo fatuo que signa la edad de Milán, director de Perséfone Teatro.

Este nuevo Hamlet, reaparece en las ruinas de una ciudad, se busca y se reencuentra con sus fantasmas quienes visten de negro y viajan enajenados sobre una tabla rodante. El protagonista, un joven scater y fricki, (interpretado por el actor Ernesto Pazos), escucha a Porno para Ricardo, Marilyn Manson, Amy Winehouse, Evanescence. La dureza no da espacio ni a los blues ni al pop.

Ofelia

Proyectada en una pantalla aparece Ofelia, (a cargo de la actriz Aymeé Reinoso, quien antes protagonizara en ese mismo colectivo, la obra: El Árbol de los Gatos). Ahogada en la bañadera, rodeada de flores, Reinoso logra momentos emotivos y de intimidad con el espectador. Luego, desdoblada en una Electra mambisa, empuña el machete, sus palabras son balas, que apuntan al caos, a la rebelión, mientras la actriz se expresa con fluidez y veracidad.

Un espectáculo anarquista, en contenido y en forma. Milán desafía, incomoda, rompe las reglas, amenaza al público con los neumáticos de la calle, en su escenario sin máquinas, donde solo perviven gomas de caucho, una cuchilla, una soga y una máscara: “La del movimiento “Anonimus”, la de la película “V For Vendetta””, referentes que devienen en auto definición de estos jóvenes (director y actor), dentro de una sociedad que por edad no los quiere y los expulsa como huérfanos traidores a la Patria.

Un Hamlet también que lidia con las drogas, alienación, violencia, incertidumbre, el vacío. Memorable la mueca del cocainómano que transfigura al intérprete en esperpento diabólico, y lo convierte en objeto que pierde su otredad.

El personaje, como presa acorralada, busca todo fuera, no hay nada dentro. Este actor, sin dudas, ha alcanzado junto a Milán, un nivel interpretativo que lo distingue e invita a seguir su trayectoria.

Se escuchan las voces de Fidel Castro, Hitler, Lenin, Trump, y Bush.

Cuchillo

Milán subvierte al héroe cubano, ya no es sagrado para él.

Finalmente, el negro del vestuario se sustituye por verde olivo y el anarquista queda convertido en soldado. Marcha, saluda, la sociedad lo controla.

Ya incapaz de continuar con su revolución, advierte a la audiencia, que como él, nosotros tampoco estamos aptos para la acción.

Se fusiona el original de Muller con el monólogo final de: El Huevo de la Serpiente, de Ingmar Bergman, así concluye manifestando: “La humanidad es un error genético”.

Un final cruel, nada halagueno. El soldado queda atrapado, convertido en una máquina de caucho.

Máquina Hamlet en La Habana hoy, a 40 años de su estreno en Francia, constituye un grito, el lamento a la sordera política de una nueva generación que pide a gritos que se legitime su diversidad.

Lamentablemente la Asociación Hermanos Saiz, solo autorizó dos funciones de este espectáculo, aún cuando estuvo la sala llena y muchas personas se quedaron fuera durante la premier, por falta de capacidad.

En estos momentos su director se encuentra buscando programación que hasta ahora le han negado, pero si es preciso, se podrá ver dentro de un mes, en la sala de su propia casa.

Lynn Cruz

No es el arte el que imita a la vida, es la vida la que imita al arte”, dijo Oscar Wilde. Y es que el arte siempre va un paso más adelante. Soy actriz y escritora. Para mí el arte, en especial la escritura, es un modo de exorcizar los demonios. Es algo íntimo. Sin embargo, decidí escribir periodismo porque me di cuenta de que yo no existía. En Cuba sólo tienen derecho a expresarse públicamente, las personas autorizadas por el gobierno. Havana Times constituye un ejemplo de convivencia dentro de una democracia y puesto que me considero demócrata, mi sueño es integrar la filosofía de este diario a la realidad de mi país.

Lynn Cruz has 104 posts and counting. See all posts by Lynn Cruz