La performance Le Drapeau, devuelve a la bandera cubana su carácter simbólico

Por Lynn Cruz

Fotograma del filme independiente Corazón Azul

HAVANA TIMES – Fue el 1ero de mayo de 2017 cuando un cubano, Daniel Llorente, salió entre la multitud desprendido, ondeando una bandera estadounidense. Antes la había ondulado, al atracar el primer crucero en 50 años, en la bahía de La Habana, y procedente de los Estados Unidos.

Recuerdo que la expresión que vino a mi cabeza fue: “se ha perdido la nación cubana”. Hace poco en El Estornudo, el periodista Juan Orlando Pérez en su ensayo Nada somos ya, analiza la disolución de la nación, en manos del Estado. Dicho así, podría resumirse que estamos ante la época del vacío.  

Entre mis interrogantes en aquel momento estaba el ¿por qué un hombre negro se identifica más con la bandera estadounidense que con la cubana? Inmediatamente comencé a establecer conexiones.  Puede que esta sea una forma de desprecio al ver abolido el discurso del racismo en Cuba. Si la revolución cubana eliminó las diferencias, ¿por qué existen tan pocos negros dentro de las élites de poder, por ejemplo?

A muchos esta acción también les pareció anexionista, otros creyeron que el hombre estaba loco, porque en represalia, el gobierno cubano lo internó en un hospital para enfermos mentales. Pero Llorente insistía en que la seguiría ondeando. Dos años después, en 2019, aparecieron las primeras imágenes de la detención del artista de performance Luis Manuel Otero Alcántara, por su obra Se USA (desfile de modas), a donde homenajeaba a Llorente.

Más adelante Otero Alcántara, extendió el guiño a todos los cubanos con la pieza Le Drapeau. Esta vez se trataba de que cada quien se hiciera una foto con la bandera, pero con la cubana, la aun enlutada y sombría, como expresara el poeta Bonifacio Byrne durante la época de la colonia. Por esos días en los muros de Facebook, también en Instagram, y como en un torrente, aparecían las imágenes de nuestros coterráneos, contagiados por este impulso, que lejos de hacerlos sentir presas de una ideología, lo asumían como un gesto libertario.

O sea, el artista que ha encarcelado arbitrariamente el gobierno cubano despertó en la gente sentimientos patrióticos, le devolvió a ese pedazo de tela con tres colores su carácter simbólico. Tuvo que inmolarse para que las personas despertaran de su ensoñación y concientizaran que Cuba no le pertenece a un grupo de militares. Que un país no se edifica, marginalizando a sus partes, sino haciéndolas convivir como un todo, parafraseando a Martí. 

Lilianne Ruiz, exilada cubana, respecto a ello me comentaba: “la bandera en el performance de Luisma se nos hizo querida, yo puedo entender que una traducción libre de “amor a la patria” sea este indefinible de estar mirando a Cuba a pesar de todo. De tener enfrente todos los caminos posibles en medio de la superabundancia de estímulos y oportunidades y a pesar de eso no encontrar sabor, sino seguir acordándose de Cuba”.

Leer estas palabras en mi muro de Facebook me hizo recordar la importancia del arte. Salir de Cuba en condiciones extremas, como la mayoría de los que emigra desde esta isla, es una situación traumática. Cuando las personas se enfrentan a lo desconocido, en muchas ocasiones solos, no les queda más que odio hacia una tierra que no les permitió desarrollarse.

Especialmente cuando desde afuera descubres que la política de Fidel Castro ha sido una gran mentira. Si hoy los cubanos hablan en las redes sociales de la bandera, es porque el artista Luis Manuel Otero Alcántara, ha sido acusado de ultrajarla, en un intento de llamar la atención sobre cuán pisoteada está la nación cubana.

Lynn Cruz

No es el arte el que imita a la vida, es la vida la que imita al arte”, dijo Oscar Wilde. Y es que el arte siempre va un paso más adelante. Soy actriz y escritora. Para mí el arte, en especial la escritura, es un modo de exorcizar los demonios. Es algo íntimo. Sin embargo, decidí escribir periodismo porque me di cuenta de que yo no existía. En Cuba sólo tienen derecho a expresarse públicamente, las personas autorizadas por el gobierno. Havana Times constituye un ejemplo de convivencia dentro de una democracia y puesto que me considero demócrata, mi sueño es integrar la filosofía de este diario a la realidad de mi país.

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2 thoughts on “La performance Le Drapeau, devuelve a la bandera cubana su carácter simbólico

  • La expresión es un modo de liberarse muy serio. Pues siendo así cuando se crea lo peculiar sobre ese ideal queda algo provocativo como quieres que lo vean. Es la pregunta constante del niño en sus ansias de aprender. Es el amor eterno a mostrar ese universo interior, es despilfarro de sentimiento.
    Muy bueno el texto.

  • Gracias Luis Enrique.

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