La humanidad de un agente de la Seguridad del Estado cubano
Por Lynn Cruz
HAVANA TIMES – Hace casi un mes, el video del interrogatorio al artista Javier Caso se hizo viral en las redes sociales cubanas. ¿La razón?, es la primera vez que se filtra un audio con mediana calidad, y dado que los protagonistas de la historia todos somos artistas, pues no pudo faltar un toque animado, para que la verdad logre además de repugnar, entretener.
Todo un reto, teniendo en cuenta que mientras yo transcribía los textos para que fluyeran, pues por mucho que uno quiera, entre la mala dicción de los agentes, y la distancia en que se hallaba el micrófono, Miguel Coyula, mi compañero y editor del video, piensa que siempre es mejor subtitular. Lo cierto es que, el hecho de escucharlo una y otra vez, me provocó nauseas. Mi sensibilidad fue dañada.
Permanecieron durante horas en mis oídos, esos agentes intimidando a Javier, con la mayor tranquilidad del mundo. Resulta obvio que le han otorgado ese poder. Lo amenazaron con su familia, luego le preguntaban con mucho cuidado (como quien sabe que camina en terreno resbaladizo), por la fama de su hermana, la internacionalmente reconocida actriz Ana de Armas. En un tono agresivo le cuestionaban, además, a Javier, su amistad con nosotros, mientras nos acusaban de recibir financiamiento de la CIA.
Es cierto que el verdugo, el esbirro, y el matón, están presentes en todas las sociedades, solo falta que el poder les dé luz verde para que se sientan realizados. Pero es una verdad también que el ser humano no quiere ser malo. Recordé la serie inglesa Black mirror. Todo ocurre dentro de una realidad alternativa. En uno de los episodios se trataba de unos soldados, a quienes habían dado la orden de exterminar a un grupo de personas a las que ellos denominaban cucarachas. Los espectadores veíamos a humanos, pero el ejército, en efecto, veía otra cosa.
El dramaturgo alemán Bertolt Brecht dijo: “Qué dulce morir por la Patria, propaganda dirigida en la que solo los tontos, caen”. ¿Qué es un soldado? Alguien a quien preparan para obedecer órdenes y el enemigo es mejor, mientras más desconocido es. A estos agentes solo les dicen lo necesario para que cumplan el objetivo acordado. Cuando ellos hablan, o se refieren a algunos de nosotros, en sus mentes hay varias ideas gravitando, que de tanto repetirlas, uno intuye por qué si saben que actúan por encima de la ley, no perciben la injusticia.
En Cuba lo político está más allá de las legislaciones. Para esos oficiales, las denominadas “entrevistas” que no son más que un reservorio para la coacción, amenaza, y abuso, lo que tienen delante son mercenarios, asalariados del Gobierno estadounidense, gusanos, contrarrevolucionarios. De modo que la metáfora de colocar un filtro en los ojos de los soldados de Black mirror cobra sentido cuando uno entiende que, para sostener a un ejército de hombres, al servicio de un gobierno, ya sea para convencerlos de ir al campo de batalla, se necesita antes un buen lavado de cerebro.
Estos agentes que interrogaron a Javier, el tal Alberto Fonseca y Ángel Rodríguez, si es que esos son sus nombres legales, son robots. Incapaces de hacer una valoración que no sea dentro de esos códigos. Pero la realidad se cuela por todas partes, por mucho que uno quiera ignorarla.
Hubo determinadas frases que delataron los sentimientos verdaderos de esas personas, que demuestran estar saliendo de la matriz totalitaria, “la gran minoría” que no estuvo de acuerdo con la nueva Constitución.
Si es grande no puede ser minoría otra de las frases, “súbete a la Sierra con un fusil”, o sea, no habrá cambio por medio de la lucha pacífica, tendrá que ser a través de las armas. O, “dentro de unos años, cuando esto cambie, se aprobará la Institución Artistas Independientes”. Esa última expresión denota la ausencia de ideología, al menos, en el caso de Fonseca, que fue quien más habló.
De cualquier forma, para mí fue verdaderamente triste corroborar que esas personas tienen autorización para pasar por encima de la ley, cuando en realidad son sus representantes. Las consecuencias de este tipo de deformación se seguirán percibiendo, en la medida en que se complejizan las relaciones dentro de un país cada vez más diverso.
Como dijo un gran intelectual cubano: “De eso al esbirro no va nada”, refiriéndose al hecho de que aún estemos vivos. Y es que esa es la línea delgada que sostiene el discurso de la Revolución cubana. La muerte física es fácil de denunciar, pero la agonía diaria y el abuso psicológico, así como la muerte futura del nuevo tipo de héroe: “El exilio”, ese sí está garantizado como salida final a los críticos.
que berocos tienes tu, coyula y javier caso. todavia quedan cubanos con valor pa enfrentar a estos bandoleros de toda la vida. pandilleros de la sierra.
Saludos Yulio, me alegra que habemos inmolado una vez más al publicar este video, haya servido de algo. Y agradecer el coraje de Javier Caso.
chicos la verdad es que yo no estimulo ese tipo de accion, porque si no tengo el coraje para hacerlo no le pido a otros que lo hagan por mi.
pero cuando alguien se lanza como acaban de hacerlo ustedes, lo menos es respetar y defender a los que tienen el valor de muchos para enfrentar a esos bandoleros de siempre.
Gracias Yulio. Saludos
La citación en la estación de policía es lo más desagradable, y viola todo el derecho constitucional de un ciudadano de expresión, la impunidad es un hecho en los gobiernos totalitario.
cuban@s por eso es preciso denunciar y condenar la ilegalidad de estas acciones.