El thriller y el horror para psicoanalizar a la sociedad cubana

¿Por qué motivo van a sacarse de la nada cosas horribles, cuando hay tanto horror real en el mundo?  -Stephen King

Lynn Cruz

HAVANA TIMES – Según Stephen King: “El género de horror ha tenido sus ciclos de popularidad, estos casi siempre coinciden con períodos de desequilibrio político y social”.

Trabajé en un filme que se estrenó en 2018, ¿Eres tú Papá?, del cineasta cubano Rudy Riverón Sánchez. Fue su ópera prima. Es la historia de Lily, una adolescente de 13 años condenada al aislamiento prácticamente. Su mejor amigo, un padre autoritario. La madre, sumisa con sus piernas atadas por un hilo frágil, sin embargo, no se libera de su condición. ¿Por qué?

Resultado, la hija es un monstruo. Lily en este caso pudiera, por ser pequeña, representar el futuro. Por su parte el filme Paraíso (2009) del director cubano, León Ichaso, aborda la temática desde otra perspectiva. Ambos realizadores usan el cine como una herramienta para psicoanalizar qué hay de manera inconsciente en el comportamiento de un sujeto impedido de gestarse como individuo o parte de un grupo social.

Ichaso desde el thriller y Riverón Sánchez por medio del horror psicológico, abordan en sus filmes el Frankenstein (primer personaje de espanto en la historia del cine) creado por el encierro y el autoritarismo: “El hombre nuevo postrevolucionario”. 

El experimento soviet-cubano. Nadie se puede salvar. El monstruo está dentro de nosotros, de manera consciente o no. La generación de los noventa abrió los ojos en medio de la crisis, producto de la dependencia absoluta que tenía Cuba como provincia de la antigua Unión Soviética. Una generación que podría decirse corre el riesgo de no tener remordimientos. De estar más allá del bien y el mal.

Lily (¿Eres tú papá?), interpretado por la joven actriz Gabriela Ramos, e Iván (Paraíso) a cargo del intérprete Adrián Más, actúan de manera despiadada. La niña desde el desequilibrio. El joven con la crueldad de su ambición disfuncional.

Noel Carroll en su libro The Philosophy of Horror explica: “El horror siempre incluye a una criatura que trasgrede de cierta manera las reglas o convenciones del mundo diegético en que es situado. Mientras que el terror no necesita de un monstruo, puede ser un humano el responsable de los hechos que nos aterrorizan”.

Al parecer los creadores necesitan exorcizar sus propios pánicos o su incapacidad de transformarlos en la realidad. El ser humano vive una perenne dualidad entre el ser y el ser social. ¿Cómo preservar esto que soy ante la necesidad del otro?

El contrato social hace que el sujeto entregue su voluntad al poder, sea visible o no teniendo en cuenta las visiones antropológicas de la “nueva dictadura”. O sea, en sociedades civilizadas, está claro que las crisis personales terminan en una sala de terapia. En Cuba es un tabú, porque la sociedad no ha evolucionado a un estado elevado de conciencia. La revolución en sí misma es la mayor de todas las contradicciones, pues al elegir el socialismo como modelo a seguir, arrastraría con los mismos errores que la madre Patria soviética.

Carlos Marx nunca dijo que se llegaría al socialismo a través de una revolución. Ambas revoluciones, la de octubre de 1917 y la cubana en 1959, fracasaron porque traicionaron a su propia doctrina.  Mientras la preocupación sea llevar un plato de comida a la mesa, y no se focalice el problema, los sujetos continuarán siendo semejantes a un feto malformado que no llega nunca a desarrollarse.

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