El Hombre Nuevo en el capitolio de La Habana
Lynn Cruz
HAVANA TIMES – Oprah Winfrey, one of the world’s best neoliberal capitalist thinkers, es un ensayo crítico de Nicole Aschoff para el periódico The Guardian sobre el discurso de Winfrey en la reciente edición de los Globos de Oro.
Mientras lo leía, y por el brillante análisis que realiza Aschoff, pude entender una de las formas en que se manifiesta esa corriente económica y política.
Para Winfrey cualquiera puede llegar tan lejos como ella. Podría criticar a Trump, pero no al sistema que fabrica la fantasía de desear una vida, que no necesariamente esté en concordancia con las posibilidades reales de cada individuo. O sea, Winfrey defiende el “sueño americano” que constituye, además, “la pesadilla latinoamericana”, no solo para el inmigrante, sino dentro de las realidades mismas de los pueblos de Latinoamérica.
La esencia del discurso de Winfrey se dirige a que toda la responsabilidad para el éxito o el fracaso recae, únicamente, en el individuo. Omite la existencia de contextos políticos, económicos o sociales, es por ello que Aschoff manifiesta que su pensamiento es neoliberal.
Como las ideas caen en el plano de la abstracción, a los cubanos les fabricaron también un sueño, el de la justicia social, no importa que en la realidad sea insostenible, dado que las condiciones para transitar hacia ese “paraíso comunista” nunca estuvieron creadas. Karl Marx no dijo que se podría llegar al sistema comunista a través de una revolución.
No resulta fácil analizar a un sistema que ha ido adoptando y acomodando determinadas posturas, simplemente desde la filosofía de lo provisional. A la larga esta ha sido la trampa en la que ha caído el Gobierno, prisionero de sus propias tendencias quiere sobrevivir, aunque para ello tenga que negarse a sí mismo, negar su propia retórica y, lo más importante, en nombre de la mayoría exigir que: “Necesitemos perfeccionarnos” para enmascarar una transición hacia un capitalismo de estado.
Aun cuando mantiene sus llamadas conquistas, apuntaladas: “Salud y educación gratuitas”. Cuba como parte de un mundo globalizado, corre también el riesgo de no quedar exenta de esa corriente política y económica neoliberal, en sus amplias formas de manifestarse y definirse.
La realidad de la Isla, producto del cansancio histórico de cuatro generaciones que ha transitado por un camino empedrado, en nombre de la resistencia antimperialista, es de apatía y descrédito hacia los políticos.
Cada vez más la sociedad cubana se dirige hacia el individualismo, el salvarse a uno mismo a cualquier precio, frente al caos y el desorden social en que se vive. A la larga, los años de sacrificio demostraron que Cuba no es más que un país pobre, atrapado en un conflicto geopolítico, que tiene su antecedente en la Guerra Fría.
Esto no constituiría un peligro si durante los casi sesenta años, bajo la misma estructura, se hubiese fortalecido la economía, con un estado de derechos y una sociedad civil real. En la Isla hoy, reina también el desgobierno, con un presidente y un pequeño grupo anónimo que controla y ejerce el poder desde la sombra, a quienes solo les preocupa su oposición, en cualquier forma de manifestarse, lo mismo en arte que en política.
Hace algún tiempo, durante el rodaje de una película para la televisión cubana, estuve en la sede de Vistar, una revista del corazón surgida dentro de ese capitalismo de bajo presupuesto que cada vez es más visible y palpable. En su entrada había un eslogan: “Consumir lo que producimos es una manera de hacer Patria”.
Prepararse para el futuro de Cuba significará hacer negocios, pero sin cuestionar al Partido Comunista y sus llamadas conquistas. O sea, hacia el mundo empresarial se focaliza la ideología del actual Gobierno cubano. Los que nacieron en los años noventa, por ejemplo, no vivieron dentro del período ruso, por lo cual adquirieron conciencia dentro de una sociedad dolarizada. Para ellos, la Revolución es una marca a la venta en La Habana Vieja, donde Cuba abre sus piernas como una prostituta. Será allí, en el capitolio republicano, además, donde residirá el nuevo Parlamento cubano.
¿Dónde quedó la idea del Hombre Nuevo, forjado desde el acero de una revolución antimperialista?
busquen las entrevistas de coyula y Lyss a Rafael Alcides.
Donde quedo el hombre nuevo? Eso nunca existió, fue una falacia más de la mentira creada por el fanatismo y otro experimento fallido.
Ese es el peyorativo que utilizan los cubanos «viejos» de Miami para referirse a cuando los emigrados recientes se comportan «indebidamente». Lo mas lindo es que se lo he escuchado decir a algunos que son mas jovenes que yo, en un evidente ejercicio de «copy and paste». Para mi es irrelevante. Haber nacido y crecido espues del 59 no tiene nada que ver con conductas antisociales. Busquen la raiz del problema en la familia.
El «Hombre Nuevo» sí que existe: es una persona que tiene que robar para sobrevivir, o que prostituirse. Vive en la lucha diaria por tener algo de comida todos los días en su casa. Vive contando los centavos de c.u.c. para comprar artículos de aseo. Vive con envidia hacia los turistas extranjeros porque estos tienen dinero que él no tiene, y ellos pueden viajar por Cuba y tener todas delicias y placeres que nuestro país tiene.
Finalmente, el hombre nuevo (sobre todo si es joven) quiere emigrar. Quiere irse del país a cualquier parte del mundo donde se sienta mejor que en el suyo.
Amiga, leyéndote recordé este poema, porque de alguna manera eso que lo inspiró tiene que ver con todo esto que escribes y en específico » Para ellos, la Revolución es una marca a la venta en La Habana Vieja, donde Cuba abre sus piernas como una prostituta» Gracias por seguir…Un abrazo gigante!
Sólo copio y pegó, así está desde 2006, te lo regalo ;o))
Habana de mí
La ciudad los muerde;
sueños perdidos que galopan
en su vientre,
y ceden al vértigo de la lujuria.
La ciudad ataca preñada
de rostros frescos, que guardan
la máscara del tedio
y regalan su mejor ladrido.
Ellos se dejan llevar
al paraíso absurdo
que abre sus piernas.
La ciudad lanza sus plegarias:
Garfios que vuelan a remotas orillas
pero siempre mas allá
de alguna verdad.
A veces ellos entienden,
a veces.
La Ciudad realmente los quiere devorar.
Noviembre/ 2006
PD. Creo que el «sueño americano» es también la pesadilla de muchos americanos.
Por lo que entiendo de tu definicion, es requisito ser pobre para ser «hombre nuevo»? Y los que no roban o se prostituyen? ( si, porque aunque no lo creas, hay gente en Cuba que no hacen ni lo uno ni lo otro). Vaya, que tu concepto no me cuadra mucho.
Por supuesto, esos que tú dices reciben dinero de familiares que viven fuera de Cuba. Esos no son hombres nuevos; son escorias según el código de valores revolucionario cubano de los años 60 y 70, que denigraba los cubanos de la isla que tienen familiares en el exterior. ¿O es que esos tiempos se te olvidaron?