Cuba en el Festival de Cine por los Derechos Humanos en Bogotá

Lynn Cruz

Foto: Gabriel Salvia

HAVANA TIMES – Asistimos a la cita que tuvo lugar del 22 al 29 de agosto. La apertura estuvo a cargo del filme El Silencio, de la realizadora brasilera Beatriz Seigner, una película desgarradora sobre el tratado de paz en Colombia, narrada desde el punto de vista de los desaparecidos.

Gradualmente me di cuenta de que el tema que ocupa a los cineastas colombianos, pues vi más de una obra relacionada. El programa de restablecimiento a las víctimas de la guerra generó conciencia en la población respecto al hecho de que sean los pobres quienes se matan entre sí: “Los hijos de los ricos no van a combatir”, esta es la línea de uno de los diálogos en El Silencio, pero al hablar con personas en las calles, decían exactamente lo mismo.

Hace pocos días, Iván Márquez, quien fuera el número dos de las FARC, anunció que retomaba las armas, con el pretexto de levantarse contra la opresión. Esta posición es muy delicada, en un momento en el que se perseguía poner fin a un conflicto que no ha hecho más que lastrar al pueblo colombiano, reacción esta que puede ser aprovechada por la ultra derecha que desde la sombra lidera el exmandatario Álvaro Uribe.

En medio de este panorama político presentamos Nadie. En la sala de cine, un colombiano de más de 70 años se levantó de su asiento con indignación y vociferó que nuestro documental, dirigido por el cineasta Miguel Coyula, estaba pagado por la CIA.

Y es que, en efecto, Fidel con su bandera antimperialista como fortaleza principal en el discurso, atrajo a muchos simpatizantes, especialmente a la izquierda, tanto de Estados Unidos como Latinoamérica. Ello junto a un pueblo alegre, en eternos carnavales, (recordar que nuestro totalitarismo entró por la conga) provocaron la ceguera política de los progresistas del mundo.

Es curioso, pues los cubanos sufrimos el imperialismo no solo de la derecha, sino también de la izquierda, a quien no se le puede contradecir respecto a su visión romántica del proceso revolucionario, incluso corres el riesgo de ser considerado un gusano, pues el término también se exportó con el fin de aniquilar cualquier gesto de simpatía hacia los intelectuales o artistas del exilio.

Confieso que mi reacción ante el insulto de aquel hombre en la Cinemateca de Bogotá me llenó de profunda indignación, cansada de ser incomprendida tanto dentro como fuera de mi país.

Ante el comentario de otra espectadora respecto al embargo del Gobierno de los Estados Unidos contra la Isla, dije que Cuba parasitó por 30 años a la antigua Unión Soviética, y estuvo dos décadas recibiendo subvenciones del chavismo, un sistema que en 60 años no ha sido capaz de garantizar ni un boniato diario a su población. Le dije, igualmente, que entendía su devoción, porque en mi país solo funciona la propaganda y el espionaje.

El cine es muy importante, por ello en el mismo año 59 se creó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos Icaic. Las películas que participaron en esta selección se puede decir que son postcomunistas, además de Nadie, estaba por la parte de documental En un Rincón del Alma, de Jorge Dalton, La Teoría cubana de la Sociedad Perfica y La Singular Historia de Juan sin Nada, de Ricardo Figueredo; así como en ficción Santa y Andrés, de Carlos Lechuga; también la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo durante la proyección del audiovisual inconcluso Mínimo Gorki, de Lia Villares (a causa de la confiscación de los máster por parte del Departamento de la Seguridad del Estado). 

Todas vetadas en los festivales de cine dentro del país, tanto en Gibara como en La Habana indistintamente. A algunas las han desprogramado después de haber sido aceptadas. En el caso de Santa y Andrés también en el Havana Film Festival de Nueva York fue retirada de la competencia oficial; Nadie, del Festival de Mar del Plata, en Argentina, después de enfrentar una oleada represiva por agentes de la Seguridad del Estado y la policía que impidió que se exhibiera en la casa galería privada El Círculo, que dirige el artista visual Luis Trápaga, en La Habana.

Pero el Gobierno cubano, su ejército civil (los burócratas) y militar, maltratan o ignoran que mientras ellos nos machacan, el mundo observa. Hasta hoy, la filmografía cubana no había sido incluida en festivales de derechos humanos, puesto que nuestros conflictos siempre han sido minimizados. Todas estas obras excluidas, poco a poco se abren paso y encuentran un lugar, a pesar de que prevalece la voluntad por silenciarlas.

A continuación el trailer del Cineclub de Medellín a donde se presentó Nadie como parte del festival.

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