Cineastas cubanos retiran sus obras de un evento oficial
…como protesta a la censura
Por Lynn Cruz
Una palabra verdadera, incluso pronunciada por un solo hombre, es más poderosa, en ciertas circunstancias, que todo un ejército, la palabra ilumina, despierta, libera. La palabra tiene también un poder. Es ese el poder de los intelectuales. -Vaclav Havel
HAVANA TIMES – Durante 61 años el control ejercido por la política cultural ha tenido tanto éxito que los artistas censurados, especialmente los cineastas, han sido silenciados, mientras las muestras, los festivales, continúan su rumbo, indiferentes. Esta vez un grupo de jóvenes hizo la diferencia.
Mientras se discutía la programación de la 19na Muestra Joven Icaic, la decisión de la presidencia, después de intensas jornadas de diálogo, según declararon sus organizadores desde la página de Facebook de dicho evento, fue la de censurar el documental Sueños al pairo, de José Luis Aparicio Ferrera y Fernando Fraguela Fosado.
Más adelante la nota explicaba:
“…Dicha obra había participado en la décima edición de Haciendo Cine y con el apoyo del instituto para acceder a las imágenes de su Archivo Fílmico. El derecho al uso de estas imágenes ahora les ha sido denegado a sus autores…
Con el comunicado, aparecían nombres de filmes y directores, que, en solidaridad, retiraban sus obras del evento. Umbra, de Daniela Muñoz Barroso, El amor de las cucarachas, de Regis Guedes, y Los puros, de Carla Valdés León. Y así comenzó a volverse viral el gesto de multiplicar el número de cineastas que se negaron a participar en un espacio que excluyó a dos de sus colegas.
Recuerdo que en diciembre de 2016, durante el escándalo por la desprogramación del filme Santa y Andrés, de Carlos Lechuga, y en este caso, del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, al cineasta venezolano Jonathan Jakubowics, los directivos de este evento le cortaron la comunicación, después de haber aceptado su filme Manos de Piedra. O sea, Jakubowics también fue desprogramado, por haber localizado a Lechuga para decirle que iba a retirar su película como protesta. Este cineasta afirmó estar seguro de que muchos colegas dentro de la selección, harían lo mismo.
Jonathan Jakubowics, argumentó que, por ser venezolano, no podía permitirse estar en un evento que ejerciera censura. Lo supe, porque en aquel momento la periodista Luz Escobar, del diario 14 y Medio, me contactó para que les dijera la noticia a sus realizadores, y así lo hice. Es una pena que esa solidaridad internacional nunca saliera a la luz pública.
Cuatro meses después de aquel suceso, en abril de 2017, ocurrió la redada policial y de agentes de la Seguridad del Estado, para impedir que el documental Nadie, de Miguel Coyula, en el cual soy actriz y productora, se presentara en la Casa Galería El Círculo, que dirige el artista visual Luis Trápaga. Cada vez que un artista hace silencio, le da luz verde al poder para que aplaste a sus colegas.
Afortunadamente, hoy los jóvenes han actuado como tal, y no con el espíritu envejecido del pensamiento de la nación. Las redes sociales públicas, especialmente Facebook, se han inundado de mensajes de solidaridad con los cineastas bisoños. Sueños al pairo narra lo sucedido a Mike Porcel, músico cubano de la vanguardia de los 70 en Cuba.
Pero la película sobre un compositor apaleado, repudiado, reprimido, y todos los sinónimos que estas tristes palabras contienen, constituyó el destino de los realizadores. 50 años después Aparicio Ferrera y Fraguela Fosado se encuentran en un escenario idéntico, pero con una marcada diferencia, llegó el tiempo de la duda.
“To be or not to be?”, se preguntó Hamlet frente a la tumba de su padre. En efecto, estamos ante un cadáver, haciendo el recuento. El líder se llevó consigo a la Revolución cubana. En el tiempo del vacío se inicia la cuenta regresiva. Ahora bien, ¿qué significa, desde el punto de vista político, el hecho de que una decena de cineastas retirara sus obras de la Muestra Joven Icaic en solidaridad con sus colegas? Una falla sistémica, significa que los burócratas, la nueva clase dominante de la ingeniería genética revolucionaria, ha perdido su poder.
La Muestra Joven Icaic, en sus inicios Muestra de Jóvenes Realizadores, fue creada para encontrar a nuevos talentos, y acontece cada año en el mes de abril. De manera cíclica ocurren estas sacudidas, producto de la censura. Hay que recordar también en 2011 la renuncia de Fernando Pérez (uno de los directores más importantes, vivo), como posición política ante la prohibición del documental Despertar, de Ricardo Figueredo y Anthony Bubaire.
Así mismo y entre los más recientes, en 2018, el filme Quiero hacer una película, de Yimit Ramírez, en la que uno de los personajes manifiesta que Martí es un mojón y maricón, desató la ira de los burócratas. Aún no he visto el filme, pero según me contaron, la manera en que se aborda esta frase, queda en la inmadurez de sus protagonistas, mientras cuestionan su realidad.
Por otro lado, los filmes independientes tienen una característica común, son poscomunistas. Esos pioneros que crecieron, alguna vez creyeron en la frase: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Hoy, desde su juventud, cuestionan esa realidad tan distante, de aquellos lemas infantiles.
Como malabaristas, entre oficinas y burós, se coció el castigo: destituir a Carla Valdés, joven cineasta presidenta del espacio, y ante la desesperación por la protesta, aplazaron la muestra sin precisar fecha. De momento, se sabe que la vicepresidenta del Icaic, Tania Delgado, en un movimiento de último minuto, es la nueva cabeza del evento de los jóvenes.
Ahora bien, amordazar a este grupo de creadores, en un país visiblemente envejecido, es semejante a cortarle los retoños a un árbol. Sin estos, e impedido de respirar, y regenerarse, el árbol terminará medio podrido o muerto. Mi pregunta es, ¿los funcionarios habrán entendido que sin películas ni realizadores los espacios carecen de sentido? ¿Los jóvenes cineastas habrán comprendido que ellos no necesitan a la institución, sino al revés?
Otra raya mas para el tigre….
Sin voz no hay pueblo. Con artificios es imposible replantear un país. No quieren encarar la realidad que gravita bajo el cielo de cuba. Vuelo a Maceo cuando recibió las cartas de Hernández, Massó Parra y Gómez: pobre país navegando por estas aguas muertas.
el arbol no va a terminar medio podrido y muerto, ya lo esta, solo queda esperar a que colapse por si mismo. el recuento de la revolucion: no sirvio para otra cosa que poner a sufrir un pueblo bajo los caprichos de un experimentador narcisista.