De tránsito por el purgatorio

Luis Rondón Paz

Esperando en el terminal de omnibuses.
Esperando en el terminal de omnibuses.

HAVANA TIMES — Viajar a Nueva Gerona en avión está apenas a 30 minutos de la capital cubana. Se puede decir que es como viajar en taxi Rutero desde el Parque Central en La Habana, hasta el paradero del municipio Playa. Eso oí de algunos isleños que van a menudo a la Isla de la Juventud.

Pero nunca me contaron que para ir por mar demoraría 10 horas. Yo sabía de algunos rumores al respecto, pero no tomé muy en serio eso de las horas.

Como este sería mi primer viaje de larga distancia por mar, seguí al pie de la letra las indicaciones de un amigo mío con experiencia en el tema: “Tienes que levantarte a las 6:00 am y estar en la terminal de ómnibus a las 7:00 am para confirmar el pasaje”. Y añadió que mientas más temprano llegara, menos tiempo debía esperar en la cola para confirmarlo.

Así lo hice.

Como ha sido usual en mi caso, la realidad superó con creces la ficción: llegué a la terminal de ómnibus a las 6:30 de la mañana y quedé sorprendido por la cantidad de personas que estaban delante de mí, creo que había más de 100.

Llegando al puerto de Batabano.
Llegando al puerto de Batabano.

Veinte minutos después de las siete ya tenía en mis manos el pasaje confirmado. “Bueno, ahora a esperar a las 8:30 para subir al ómnibus para Batabanó, y de ahí para la Isla”, pensé entusiasmado.

Ya habían pasado 20 minutos de la hora fijada en mi pasaje y la puerta de salida no abría el paso. Sentí curiosidad y le pregunté a varias personas si era normal la demora, a lo que todas las respuestas redondeaban con algo así: “Niño, preocúpate cuando abran en tiempo, en este sistema es muy rara la puntualidad.

Al surgidero de Batabanó llegué en ómnibus, un poco cansado, a las 11 y 45 de la mañana. Intenté ignorar la imagen de abandono y desolación de ese pueblo, pero su realidad pictórica quedó impregnada en mi mente. Por lo que comencé a prepararme psicológicamente para lo peor.

Debido a la experiencia matutina previa, me adelanté para confirmar mi pasaje en barco y trasladarme de inmediato a la sala de espera, la cual, por suerte, tenía aire acondicionado, de lo contrario creo que me iba a dar un ataque de pánico por lo cerrado y las pocas salidas que tenía ese lugar.

¿“Esto es el infierno o el purgatorio”? Me preguntó un turista quien, según él, por equivocación reservó un pasaje en barco para Gerona. Lamentablemente no tuve otra opción que coincidir con la descripción sobre la estación portuaria, aquello parecía un capítulo de la Divina Comedia.

Arriving to Nueva Gerona
Arriving to Nueva Gerona

Dos horas pasaron hasta que finalmente se abrió la única puerta de salida para subir a la embarcación.

Allí estaba yo, cansado, de mal humor, y con la esperanza de que no se pusiera peor mi situación. Entonces, en el interior de la embarcación advertí que al lado de mi asiento había un recluso. Por suerte resultó ser falsa alarma, se trataba de un joven cuentapropista deportado a la Isla por causa de una multa que debió pagar en su municipio. “Relájate que ya lo peor pasó, disfruta el viaje y la vista del mar”, dije para mi interior.

Pisé tierra firme a las cuatro de la tarde. El aire de recibimiento fue distinto, puedo decir que hasta encantador. Pero he concluido que no vale la pena pasar por tanto trabajo para viajar hasta Nueva Gerona. Si tengo que ir nuevamente, prefiero viajar en avión, de lo contrario no voy.

Luis Rondón

Luis Rondón Paz: Activista, Queer, informático, actor, fotógrafo, estudiante y aprendiz de periodista. Original de Santiago de Cuba. Creo que las personas somos proyectos de vida en constante transformación. Soy consecuente y responsable de mis actos. Comprometido con las causas justas y amante de las buenas acciones. Hoy escribo sobre Cuba en el exilio, libre de la tortura psicológica y persecución de la dictadura cubana.

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2 thoughts on “De tránsito por el purgatorio

  • Y fuiste en el “cometa” que es un lujo. Yo una vez fui y vine en el barco y jure mirando al cielo que no volvería a la hermosa Isla de Pinos y hasta el sol de hoy. Y es una lástima porque la isla es hermosa y su gente más hospitalaria no he visto en todo el país. En pleno periodo especial le compre colas de langostas a los pescadores a 5 pesos en CUP, por supuesto fue una venta por la izquierda en la misma playa.

  • Mis experiencias con la Isla de Pinos, (para mi nunca cambió de nombre) fueron “negras”. El barco, no el cometa que siempre está roto, ws un chiquero de mal olor, calor, hambre y sed. Un viaje interminable. Mi estancia en la isla terminó en expulsión, pues trabajaba de Asesor Literario en la Brigada de Instructores de Arte, y como denuncie al Comité Central del PCC toda la corrupción e irregularidades de las autoridades de la isla, me trataron como si fuera casi un delincuente y me botaron. Por suerte, un tiempo más tarde tuve el placer de saber que a todos los que yo denuncie los había botado y encarcelados.
    La miseria de la Isla de Pinos es muy grande y la forma en que la dirigen es como si fuera un feudo con leyes propias.
    Hubo un tiempo en que el primer secretario del PCC andaba con una pistola en la cintura como si fuera el Oeste.

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