Ella, su novia y las ganas de irse
Luis Miguel del Bahia
HAVANA TIMES — «M» hace unos años que decidió tener novia y todas las miradas del barrio se volvieron hacia ella. «X», su pareja, desde los cinco años duerme en la sala en un espacio reducido junto a otras cuatro personas.
M y X llevan tres años y se quieren mucho, según me cuentan. M tiene una casa con varias habitaciones y vive sola con su madre. Vivieron las tres juntas durante un tiempo hasta que la suegra se acordó que era suegra y todo fue a mal. Alguna traza de homofobia debía de quedarse.
Viven lejos la una de la otra, como a extremos de la ciudad. En el tiempo que llevan juntas han tenido que superar muchísimas cosas, entre ellas: tener que irse cada una por su lado luego de una fiesta, bien entrada la noche; encontrarse en un parque o una escalera; hasta pagar cinco CUC de vez en cuando –tres o cuatro meses- para poder tener relaciones sexuales.
X, además, tiene noveno grado y ninguna esperanza de encontrar un trabajo bien remunerado. Me cuenta que su SUEÑO, así con mayúscula, es irse del país. Yo con experiencia diferente le cuento el por qué regrese a vivir aquí y no me gusta “afuera”. Ambos coincidimos en que nos encanta La Habana, pero ella tiene la vista fija en su sueño.
Enseguida les pregunto si no se extrañarían y si valdría la pena una vida mejor a sacrificio del amor. Y en esto ambas coinciden que es mejor quedar como amigas que vivir como lo hacen. Hasta se preguntan cómo han podido durar tanto.
Una se va en la guagua, la otra se queda, se despiden con un adiós, una noche fría y un montón de kilómetros entre sus cuerpos.
Con las nuevas políticas el Estado pretende, en cierta forma, hacer regresar a sus emigrados. En tanto, prácticamente obligan a otros a irse. La titulitos*, la dificultad de los jóvenes para conseguir un trabajo digno, etc.
*Necesidad de titulación para obtener empleo.