Sobre interruptores

Un desodorante que sirve de interruptor.

HAVANA TIMES – Uno de los graves desafíos de Cuba además de la alimentación, transporte, salud, educación, entre otros, es el sistema eléctrico. Apagones de largas jornadas torturan a trabajadores, estudiantes, la población en general, y es una cuestión que no acaba de tener una solución total. Como tantos otros. Entre el grito de «se fue la corriente», con la angustia que genera, y el estallido de alegría cuando esta llega, acompañado de aplausos por niñas y niños, y el alivio y la alegría de todas las personas afectadas, existen responsabilidades entre vecinos.

Por ejemplo, muchos postes con el alumbrado público eléctrico no se encienden y apagan automáticamente con el anochecer o el amanecer según corresponda. Esto es responsabilidad del vecindario donde se encuentre el alumbrado público, cuando haya corriente eléctrica, por supuesto.

Por esto no es raro que, a medianoche, cuando regresa el fluido eléctrico, se dejen ver siluetas salir de sus casas a encender las bombillas de las calles. O salgan bien temprano a apagarlas porque ya con el amanecer no son necesarias. En caso de que nadie prestara tal atención, estas bombillas podrían permanecer encendidas todo el día sin necesidad, porque el otro mecanismo de apagado, sino es el apagón, no existe.

Muchos de estos postes cuentan con sus interruptores, ordinarios y adaptados a estos, pero al menos tienen este dispositivo para la seguridad de quienes van a usarlo. En algunos barrios no es así. Y nos encontramos con los cables pelados en cada uno de sus extremos que nos indican uno frente al otro que al unirlos se encenderá la bombilla, del mismo modo, al separarlos se apagará. Obvio que esta tarea es de cada día. En algunos casos está quien se hace responsable siempre, en otros es rotativo entre quienes integran la comunidad de vecinos.

Este problema que tratamos en los barrios sobre la falta de interruptores que se refleja en cables pelados por casi todas partes, con algunos pocos adaptados por aquí y otros por allá, para resolver las luces en las calles por las noches no es exclusivo de zonas marginales o de las más vulnerables.  

Te encuentras en lugares tan céntricos en Holguín, como es la calle Área entre Antonio Cardet y Rastro, un desodorante colgando de un poste eléctrico al alcance de las manos de cualquier persona que conoce muy bien que en este contexto ya no es un desodorante, está funcionando como: un interruptor!

Extraña a primera vista y para quien desconoce la ingeniosidad de tantas cubanas y cubanos para hacer frente a los tantos desafíos que nos depara la realidad en su día a día. Tal como originalmente un desodorante termina cumpliendo otras funciones como ayudar a transmitir o no la corriente eléctrica cuando así sea necesario, por falta de un interruptor original y la consciencia del peligro que existe en tener cables eléctricos sin protección al alcance de cualquiera.

Conectando alambres manualmente para encender y apagar el alumbrado público.

 ¿Qué pensaría un extranjero u extranjera si viera esto? ¿Qué entendería? ¿La decadencia de un sistema próximo a su fin? En este último cuestionamiento se equivocaría, responderíamos que con estos inventos estamos hace décadas, más de medio siglo. ¿Un sistema que no sirve? Posiblemente esté en lo cierto, el problema es que así se encuentra hace más de 63 años.

¿Qué más entendería en el caso de que descubriera que eso que cuelga de los cables más peligrosos de una ciudad no es precisamente lo que está viendo (un desodorante) sino otra cosa: un interruptor? Seguro que la guía de turismo le explicará con lujos y detalles lo que es, y por qué no hay un interruptor como debería, por causas tales como «el bloqueo económico del imperialismo yanqui». Aunque las cubanas y cubanos estemos convencidos de que las razones son perfectamente otras, además de que también influya esta ya dicha.

De cualquier manera, este desodorante convertido en interruptor muestra un período histórico. Una época en un pueblo que ha resistido mucho, bastante, de sobra, diríamos algunas, y que todavía resiste convirtiendo lo que no es, para responder a un presente que nos desafía a cada paso.

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Lien Estrada

Soy amante de los animales. Me entusiasma un buen libro, una buena película o una buena conversación. No dejo de lamentar el que no me guste estudiar las ciencias exactas. Me alegra haber leido a Krishnamurti desde muy joven. Mi tradición es la cristiana, pero me fascinan todas las religiones, principalmente las de Oriente. El mar es ese otro mundo que considero cautivante.

One thought on “Sobre interruptores

  • El sistema murió hace décadas, son los cubanos quienes lo mantienen vivo con sus inventos. Siempre he pensado que los cubanos son Ingenieros, porque siempre encuentran una respuesta, una forma de ingeniarselas y resolver el problema que más les afecte.

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