Sobre desarreglos eternos y arreglos posibles
Por Lien Estrada
HAVANA TIMES – He regresado a la casa del luthier a buscar mi guitarra que me ha dicho tenía arreglo. La ha barnizado, ha bajado un poco las cuerdas que estaban según él muy altas, y ha introducido un tornillo por el lado del brazo que une al cuerpo porque a todas luces estaba despegado; este descosido podría ser la causa que no dejaba al instrumento afinar, y ya se sabe que un instrumento que no afine, no se toca.
Confío en las soluciones que me promete porque en Cuba todo puede llegar a ser un milagro. Ejemplo esto mismo, en cualquier programa sobre guitarra se dice que una vez se dañe la unión del brazo con el cuerpo ya no hay arreglo posible, y debes comprarte una guitarra nueva. Y casos como estos muchos. Pero en esta Isla somos expertos en remendar una y otra vez hasta el cansancio para alargar la vida útil de las cosas que nos acompañan o necesitamos.
Por tal motivo he retornado feliz a donde el luthier y le he pagado con gratitud el servicio prestado. Quizás por descuidada, la emoción o lo que fuera yo no compruebo nada exactamente en el momento en que debo hacerlo. Lo que es un rasgo fatal en mi contexto porque las garantías son pocas o nulas. En casa me percato de que el diapasón original del instrumento ya no está, ha sido sustituido por otro de no mejor calidad, por supuesto, y las cuerdas en efecto, están mucho más bajas, pero siguen sin afinar. Por separados se logra, con los acordes no, lo que significa que he seguido sin resolver.
Me quejo. Me tengo que quejar. Porque la cuestión no es solamente la mencionada experiencia de la guitarra. Esta se une a un largo listado como son el arreglo de la laptop que según el técnico el problema era el micro. Se compró y pagó el «arreglo» y la compu dejó de funcionar a los dos días. Es el caso de cuando llevé los marcos a la óptica estatal para que le pusieran los cristales graduados, y me lo devolvieron con la graduación, pero sin sus plaquetas (a alguien les debió haber encantado).
Comentas esto con tus familias y amigos y llueven sucesos parecidos. Con los zapatos que le entregas al zapatero, con la costurera, el cerrajero, el joyero, las comidas que mandas a hacer y pones los ingredientes, y llegan a satisfacer apenas la mitad de tus expectativas. Hasta que te llega la opinión de los que optan por no intentar arreglo alguno. Vivir la resignación de lo que se rompa desecharlo, y tratar de conseguirlo nuevo con contactos en el extranjero.
Otra idea es que no, pues no todo el mundo tiene esos contactos, y querer conseguir las cosas nuevas por la izquierda también es riesgoso porque te juran que sí, que lo está y luego nada que ver. La solución consiste en ir siempre con amigas o amigos que te estimen, tengan un vínculo afectivo verdadero y tengas la convicción de que te respetarán al final el equipo a la hora de repararlo. No se le pedirá rebajas, únicamente un trabajo con calidad, con garantías.
El conflicto aparece cuando tampoco todo el mundo tiene esa amiga o amigo en el dentista, los centros gastronómicos, escuelas, hospitales, en todos los centros que genera una sociedad para su buen funcionamiento. Está ese optimista a toda costa que te anima y te sugiere apoyarte en el amigo del amigo del amigo… Pero sin referencias no hagas gestión alguna, porque es inútil, irremediablemente perderás.
Entonces, una se pregunta, ¿cómo mantener el buen estado de ánimo, la autoestima, aspirar a una salud mental, tener una vida equilibrada…si donde quiera que miremos es corrupción en esta tierra socialista? ¿Cómo regenerarnos como seres humanos en una sociedad en que los desafíos se multiplican desde lo económico, lo social, lo político, lo cultural? ¿Ese desgaste constante, persistente, diario, no traerá consigo unas consecuencias terribles para todas y todos, incluso para quienes no les conceden mayor importancia?
Cuando se le exige al Gobierno, como se hace desde tantas maneras, que cree un proyecto económico viable para hacer frente a la situación caótica actual, no es precisamente un grito contrarrevolucionario, una orientación del imperialismo yanqui. Es una realidad imperiosa que nos doblega más allá de lo concebible y una salida tiene que surgir lo antes posible. Construir hoteles y la exportación de médicos y demás profesionales no pueden ser la única alternativa, porque no lo ha sido. A no ser que le esté resultando solamente a la cúpula del Partido Comunista del país, y con ello le parezca suficiente.
Un cambio radical es imperioso en el país. Y es de lo que se está hablando hace tiempo. Esperamos que se llegue a entender pronto.