Resolver ropa es otro imperativo en la Isla
HAVANA TIMES – La ropa, como casi todo, y hablamos de lo más elemental, ha sido un conflicto en medio de la cotidianidad. Muy caras en tiendas de una moneda (CUC), teóricamente igual al dólar, una moneda, ya no existente, en la que se le pagaba a algunos en contados centros laborales. Cierto que había otras tiendas en las que se ofertaban vestidos, faldas, blusas, pantalones, pantalones cortos…que eran donaciones de otros países. Podían encontrarse en ambas monedas: El CUC y pesos cubanos, con precios muy accesibles.
Aún así siempre hubo a quien su economía no se lo permitía. Y estaba también el caso de quien no iba a hacer sus compras ahí porque decía que estas eran ropas que procedían de personas difuntas. Estaba el que no le importaba y se surtía de piezas muy buenas. También se llegó hacer más negocios con esto.
Hoy, es muy fácil encontrar establecimientos, casas particulares, sitios en cualquier parte con la venta de ropa. Algunas compradas «afuera» traídas por las llamadas «mulas». Nombran así a hombres y mujeres que salen exclusivamente a comprar en otros países y traer la mercancía para ser vendida entonces aquí. Otras ropas que venden en esos lugares son ya usadas. De las que ya no se va a vestir más la familia y deciden deshacerse, o de quienes se han marchado del país.
De cualquier manera, no son aquellos los tiempos de inicio del periodo especial (crisis de los ’90) en los que no se encontraba absolutamente nada. O en los que estaba prohibido vender alguna cosa fuera de los sitios estatales establecidos. Ni pensarlo en espacios particulares.
Hoy cuando camino por las calles y me encuentro en cada esquina, en muchos portales, en plena calle incluso, ventas de piezas de vestir, me alegro. Me alegro y mucho. Otra Cuba, con los mismos problemas, para muchas y muchos más agudo, además, se despierta. Y yo no puedo menos que alegrarme. Sí, el cambio es inevitable. Las circunstancias así lo dicen. Y no hay por qué pensar precisamente lo peor.