Los poetas sobreviven, las dictaduras no

HAVANA TIMES – El poeta Juan Isidro Siam Arias presentó su libro «Mentiras objetivas», a la convocatoria del Premio de la Ciudad en Holguín. Pero al jurado le pareció tan atrevidamente subversivo, que esta opinión superó lo excelente que era el trabajo en sí, y decidió no concederle el premio. Teniendo en cuenta el contexto sociopolítico donde se encontraban: la dictadura de los Castros, era prudente la determinación para conservar el trabajo. Donde un descuido o distracción en este terreno puede costarte hasta más.
Gracias a Dios el poeta no se amilanó, su libro lo meritaba, y lo presentó a la convocatoria literaria de poesía de Alcalá de Henares. El poder de los Castros no asustaba al tribunal de aquellas tierras españolas, y ganó el premio. Fue publicado en 1995 y llegaron felizmente algunos ejemplares a la provincia de Holguín. La Casa de la Cultura de este lugar se preparó en aquel tiempo para hacer la presentación, me cuenta un buen amigo que logró un ejemplar. Sin embargo, no lograron la presentación prevista. La Seguridad del Estado llegó, lo prohibió y las cajas quedaron sin abrir en aquel momento.

Pero una vez más, loada sea la Providencia, las cajas se abrieron después y el poeta los pudo regalar a sus amistades, familias y a alguien más que tuvo suerte.
Hace aproximadamente un poco más de un mes fui a Banes, y visité a un amigo poeta Youer Mariño. Empezamos a conversar y me compartió una experiencia que me resultó hermosa, y se la comparto ahora a ustedes, con relación a las aventuras del libro de Siam Arias.
Cuando el texto «Mentiras objetivas» llegó a manos de mi amigo poeta, le fascinó tanto que deseó un ejemplar. Al percatarse que no puede conseguirlo por ninguna parte, ya hemos referido su historia, decide comprarse una agenda y pasar por escrito el libro página por página como aquellos antiguos escribas de Babilonia que hacían copias perfectas de todo texto que pasara por sus tierras.
Cuando se encuentra con el autor, que también es banense, le enseña su copia a mano y le pide que se lo dedique. Juan Siam queda estupefacto frente a la experiencia, y no sólo le hace una dedicatoria muy tierna, como ese ejemplar que tiene en las manos, sino que además le consigue uno de los llegados de España. Mi amigo me enseña ambos. Su trabajo dedicado en aquellas páginas con su caligrafía en cada verso, y el ejemplar entregado por Siam. Yo me quedo de piedra. Pero ¿cómo pudiste hacer esto?, le pregunto extasiada. Cuando sientes pasión por algo se logra, me contesta.

Y yo me quedo con la lección. Además de concientizar que en la sociedad indetenibles son también arte y artistas. Que muchas veces la mano del poder, con toda su arrogancia y torpeza, no puede con el poder del talento y la sensibilidad. Y así han perdurado muchas obras en nuestra cultura contra viento y marea. Así se han conocido las obras de Guillermo Cabrera Infante o Zoe Valdez, y se ha escuchado la música de Celia Cruz y Willie Chirino, y tantas otras artistas que trabajan fuera de las fronteras cubanas.
Incluso, al final de la historia se ha tenido que reconocer el trabajo, bajo el mismo control de un sistema totalitario que no ha cambiado de espíritu, de maestros en la música como Ernesto Lecuona, y han sido publicados en la Isla escritores como Gastón Baquero. Incluso se han llegado a concebir premios literarios en la ciudad de Holguín en memoria a Reynaldo Arenas, otro autor censurado, llamado el Celestino, título del único libro publicado por este autor en Cuba.
Porque lo que no podemos dudar del dinamismo de la propia vida, que esta libertad que le es inherente termina imponiéndose, se ha comprobado en el decursar del tiempo aún en las dictaduras más longevas.