Los apagones en Cuba, una verdadera maldición

HAVANA TIMES – Mi tía me cuenta riéndose, que no significa que la cuestión de la que me habla sea de risa, que se encontró con una amiga y querían conversar. Pero ninguna de las dos se concentraba con lo que se compartían. Porque a una le llevaban la corriente eléctrica en la casa y a la otra le ponían esa misma corriente y tenían que aprovecharla. Dice mi tía que se decían cada dos minutos me tengo que ir porque el apagón viene o porque llegaba la luz, y las actividades que tenían que hacer eran puntuales. No las podían posponer.
Este horario tan aterrador en nuestros hogares: de 6:00 a.m a 12:00 p.m. con corriente eléctrica. De 12:00 p.m a 6:00 p.m ya no está más. Pero la vuelven a poner a las 6:00 p.m hasta las 12:00 a.m. Y aquí empieza lo más temido: una noche que duermes mal, y otra en la que no dormirás, según mi experiencia. Y difícil para todo el mundo, quizás no tanto para quienes se drogan, alcoholizan, empastillan…o los que pueden dormir y tienen mosquiteros. No sé.
Un vecino y yo conversábamos sobre nuestros despertares a las tres de la madrugada, porque en esta hora de la noche pondrán o quitarán la corriente. Lo más seguro es que despertarás cuando toque que se la lleven, o empezarás a dormir esperándola desde las tres horas anteriores que la quitaron. Dormir podrás un poco, si no te desvelas. Descansar es otra cuestión que no es seguro de lograr.
Esto sucesivamente desde hace meses, que nos parecen siglos. Existe también la tensión de que veas llegar la hora de dormir sin ventilador (el split no es mayoría) porque la corriente no llega. Si pasan hasta 20 minutos sin luz, resultan terroríficos, porque puede ser una rotura del transformador de la calle, o un fallo en el más allá que te explican y no entiendes, y generará irremediablemente angustia.
Impotente el pueblo frente a tanto desmadre queda muchas veces como vencido. Una vez estuvimos más de 72 horas sin corriente en todo el país. Había que hacer buen uso del aplomo y la paciencia. Sin querer pensar cómo es la experiencia con las niñas pequeñas, los recién nacidos, los enfermas, las personas postradas, y tantos otros casos que no llegaremos a saber nunca.
Por supuesto, siempre hay casos peores! Por ejemplo, los lugares que no tienen programación, como es Camagüey. Que todo se convierte en una locura a la hora de hacer cualquier obligación en casa o fuera de ella. Algo tan sencillo como pudiera ser para muchos, cocinar. No olvidemos que el gas no fue ni es una opción para toda la población. Son muchos más los que cocinan con hornilla eléctrica, que cuando no está la ansiada corriente entonces se ha de cambiar por carbón o leña. Esto último si vives en un sitio que te lo permite, de lo contrario pasa de lo dramático.
Hay días en que te levantas como si te hubieran dado una paliza muy fuerte. O como enfermo, incubando un virus. Una debilidad que sientes en tus músculos, un malestar que no sabes de primera como ponerle remedio. Los más fuertes continúan las labores que dejaron pendientes el día anterior. Otros y otras sencillamente no pueden muchas veces, como yo.
Un amigo tuvo la gentileza de decirme dónde se encuentra una planta que me ayudará a tener buen sueño a pesar de esta realidad que nos aqueja. Y que el Gobierno no da muestras de tener la solución alguna. Dice mi amigo que tengo que tener cuidado porque es alucinógena. No puedo usar muchas de sus hojas, y sí hasta el tallito que si lo seco me ayudará igual. Me dice que es bendita para estos casos. Yo voy a salir a buscarla. Si me resulta, la compartiré con todas en la casa, con alguna y otra amistad.
De todas formas creemos que mucho tiempo así no podremos seguir resistiendo. Vemos con esperanzas cuando nos llegan noticias de manifestaciones de aquí, allá y acullá. Porque estas quieren decir muchas cuestiones a la vez. Confiando que esas presiones son necesarias para un Gobierno tan acostumbrado a la ciega obediencia por parte de los hombres y mujeres que rige.
Y esto no es asunto de poca importancia para un pueblo que ha soportado tantos descalabros en todos los órdenes y por tiempos tan prolongados.
Los apagones nos han arrebatado la paz. Incluso en el Período Especial (que archivamos como un trauma nacional), nunca faltó el gas para cocinar y las guaguas se reemplazaron por las horribles rastras que llamaron «camellos». Entonces la desesperanza y la angustia cayeron como plomo sobre nosotros. Estalló el maleconazo y Fidel abrió la salida por mar para drenar el descontento. Pero ahora, la situación con los inmigrantes es caótica y más bien están deportando, devolviendo, cubanos a la Isla. Tiene que haber un cambio real y positivo porque la angustia acumulada y la impotencia, estallan por algún lado.