Las inolvidables palabras del señor Milton Schwantes
HAVANA TIMES – Cuando yo estudiaba hace veinte años atrás en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas, pude conocer más de cerca a muchos teólogos y teólogas qué hasta ese momento solo conocía a través de sus libros. Se recibían visitas desde todas partes del mundo, y compartíamos de buen agrado las diferentes visiones que teníamos acerca de la fe.
Todos estos encuentros eran buenos, pero hubo uno que me marcó creo que para siempre. Lo rememoro más veces de las que quisiera. Incluso aparece en mi cabeza de forma involuntaria como una posible ayuda que pudiera estar necesitando en ese momento. Fue la conferencia impartida por el profesor Dr. Milton Schwantes del seminario de São Paulo, Brasil.
En esta sostuvo muchas ideas interesantes como cuando dijo: «No se tomen en serio nada, ni siquiera la iglesia». Aquí todas y todos nos reímos. Porque si había algo que nos queríamos tomar en serio era precisamente aquella institución a la que pertenecíamos y deseábamos servir. Y porque el raro consejo provenía nada más y nada menos que de una autoridad latinoamericana de Biblia que había hecho innegables aportes en esta materia.
Y cuando nos dijo: «El poder es una piedra enorme. Les recomiendo que no se tiren contra esta. Traten de bailar a su alrededor hasta llegar al otro lado del camino. Una vez conseguido, sigan el viaje». Tengo que confesar que me fue increíblemente revelador…
Aún siento hasta el día de hoy que es muy bueno saber esta manera de enfrentar la realidad. Aunque existan casos en que por supuesto lo podamos cuestionar. Pero está bien saber que es una de las tantas alternativas para vivir el día a día.
De hecho, cuando me quiere abrazar con mucha fuerza la frustración, muy normal cuando se vive en medio de una dictadura donde las leyes son puras formalidades que casi nadie cumple, y las barreras para la autorealización están por todas partes, las palabras del biblista se me convierten en guía. Y una puede respirar otro tanto.
Aunque tampoco podemos perder de vista que el planteamiento «no tomar en serio nada», también tiene sus propios límites, y se puede cuestionar como tantas cuestiones concerniente a lo humano. Distinguir sus posibles fronteras forma parte del desafío. Pero siento que cada vez lo comprendo más. Como en estos días. Y no lo dejo de compartir siempre que pueda, con los demás. Primero para saber qué opinan de esto, y segundo, por si les pudiera servir de algo en algún momento.