La tienda Musulmana de Holguín, Cuba

Por Lien Estrada

HAVANA TIMES – Estaba tentada de hablar sobre este asunto de los condicionamientos humanos por su fe o religión. Cómo el mundo de las ideas o creencias no solo puede influir, sino que nos pudiéramos atrever a decir que determina nuestra conducta, o muchas de ellas, y con esto la vida misma. Y quería hablar sobre esto porque me enteré que la tienda relativamente recién abierta por las Seis Columnas de Holguín es musulmana. Y al pertenecer a personas de esta religión, pues ofrece rebajas de sus productos en este tiempo.

Me ha hecho sonreír, con respeto por supuesto, pero me ha parecido fascinante el dato. Pero cómo en el otro extremo de la ciudad, cuando se llega por oriente nos encontramos la primera tienda pertenecientes a Testigos de Jehová, que tuvimos ocasión de hablar de ella en un texto anterior. Me resulta explosivo que la otra tienda de la misma ciudad, que se llega a ella por occidente, sea de ¡Musulmanes! Interesante si hacemos notar que no es la religión predominante, ni si quiera de las más conocidas.

Recordemos que en Holguin como en toda Cuba prevalecen el cristianismo tanto católico como protestante, las religiones yorubas también fuertes en toda la cultura cubana, el espiritismo, yoga, vasitos con agua, pero no precisamente las religiones Islámicas. Y que en Holguín haya una tienda de una comunidad que profesa el islamismo, y no pequeña, posiblemente más popular de lo que pensemos, puede asombrar al más desprevenido de los pasajeros.

Estamos hablando de un local visible desde la carretera central. Tiene una sola planta y su fachada puede resultar sobria, solo hasta que entras. Por dentro es vasto comparado con el resto de las tiendas del centro de la ciudad. Ofertan de todo lo que por lo general se ofertan en las tiendas que consideramos grandes. Desde artículos del hogar, aseo, ropa, juguetes, artículos para la pesca, guantes para quienes quieren aprender a boxear, es decir, lo que una cubana y cubano expresan así con confianza: de todo.

Sus dependientas amables, sus guardias también, sus carritos de rueditas como los que se pensaba solamente podía tener el Estado. En la entrada donde guardar los bolsos, al lado otros por si te hacen falta para la compra. Mucha gente circulando por los pasillos. Los precios accesibles, lo que alegra aún más. Está un poco lejos, pero no importa, te dice alguien cerca, te da una dirección a solo dos cuadras del parque central donde tienen una sucursal. Más o menos con las mismas ofertas.

Ese otro local también es de una planta, mucho más pequeño, pero puedes comprar tus pantalones o chavetas o cuadros, artículos que seguramente no encontraras en otra parte. La idea vuelve a mi cabeza una y otra vez: es el colmo que las dos tiendas que se encuentran en cada extremo de Holguín pertenezcan a personas religiosas. Donde se llevan a cabo por supuesto sus valores y principios y todo lo que ello involucra.

Más impactante es saber que esto acontece en un país que se dice llamar Socialista Materialista Marxista Leninista hace más de la mitad de un siglo. Y donde se permitió perseguir a toda la iglesia y creyentes de las maneras más sutiles y grotescas que concibió. Y que en este contexto al final de la historia haya sido tan distinto a como se pensó en su comienzo. Por eso no pocas, ni pocos piensan que el gobierno aunque siga en el poder perdió la pelea. La pelea de décadas donde quisieron imponer un control feroz con sus consecuencias que resultaron ser inimaginables.

En una ocasión Fidel Castro, máximo líder de esta política totalitaria y nefasta al final, expresó: «ese absurdo del primer mundo». La historia que ellos, partido-estado-gobierno, que no se atreven a reconocer y menos a contar, demostró «ese absurdo socialista», «ese absurdo comunismo cubano». Por lo demás, ya somos muchas y muchos que apostamos por un cambio.

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