La odisea para cobrar en un cajero en Cuba
Por Lien Estrada
HAVANA TIMES – Después de estar desde muy temprano en la cola para cobrar las chequeras de mi madre, mi tía y un dinero que contaba en la tarjeta, los cajeros dejaron de tener dinero alrededor de las 10:00 de la mañana. Estas colas son inmensas a todas horas mientras tengan billetes que entregar.
Estas masas humanas en espera mantienen los mismos temores: la falla de conexión, quedarse sin dinero, o que la corriente eléctrica deje de funcionar. Lo que puede ocurrir en cualquier momento.
Comentarios te llegan desde la misma cola no menos temerarios, como el que sucedió en el banco de la calle Martí que después de esperar para el depósito del dinero en el cajero solo pudieron cobrar cuatro personas porque lo depositado fue muy poco.
Decidí entonces recorrer otros bancos con cajeros y probar mejor suerte. Hasta llegar al de la calle Maceo, reparto Pueblo Nuevo. Estaba formada ya una cola en apariencia pequeña. Porque la mayoría llegan, marcan y se van después de dar el último. Pregunto si había posibilidad de cobrar aquellas tarjetas allí. Me responden que posibilidad había, lo que en ese justo momento no había corriente, no había dinero, y nadie garantizaba el que llegara lo segundo.
¿Cómo así?, pregunté alarmada. ¡Tantos desafíos y había una cola ya hecha para cuando coincidieran tantos factores! Así es, me respondieron algunas personas animándome a que me quedara también después de todo.
Aún saltó un señor de unos cincuenta años diciendo que el otro día él estuvo esperando hasta las cinco de la tarde y el dinero nunca llegó. El resto nos encogimos de cuerpo y alma. Pero una señora respondió: «Pero casi siempre es seguro que lo pongan, lo que hay que tener paciencia».
Quien crea en Dios que rece, y en Cuba como me dijo una vez un amigo, «quién se atreve a no creer en el más allá con lo imposible del más acá». Con mucha fe nos mantuvimos desde esa hora: media mañana, hasta que llegó el carro con el dinero alrededor de la 1:30 p.m. La corriente eléctrica le correspondía llegar a la hora que llegó: 12:00 p.m.
Por supuesto, que la cola, en apariencia de pocas personas, se volvió enorme en un santiamén. Porque entre el que le tocaba como el que no, las embarazadas, impedidos físicos, hazme el favor… se convierte en nación lo que parecía un caserío. Pude cobrar alrededor de las 3:00 p.m. Felicitándome porque había quien estaba por cobrar desde el día anterior. Sin contar quien consigue (compra) un turno en 300 o 500 pesos para ser de los primeros. O sencillamente no se logra.
Lo más interesante que me resultó de esta experiencia de cobrar en un cajero este mes es como ya en Cuba podemos hacer cola sin contar con el producto, y sin la certeza que este pueda llegar. Mostrando una esperanza y fe a pruebas de cañon, dirían algunos, y más allá de lo insólito, añadiría yo.