¿Cuánto cuesta la salud pública en Cuba ahora?

Hospital Vladimir Ilich Lenin de Holguín, Cuba

Por Lien Estrada

HAVANA TIMES – Visito a una amiga y me plantea el mismo problema: «tiene que operarse de unos quistes y en el hospital no se están realizando operaciones». No sé qué decirle, es una situación que se creó desde que tuvimos que enfrentarnos con la COVID en el 2020. Las únicas operaciones que se están realizando son las de urgencia por la vía legal, las ilegales son de toda clase pero hay que pagarlas y son caras. No sé qué decirle. Tanto hemos hablado del asunto.

Me dice que la situación está insoportable, ¿que hasta cuándo será el desmadre? No le cuento que el otro día llegué a casa un amigo que es pintor, y me comentó el mismo asunto. Lo que en su caso lo había logrado. Con algún susto antes.

Había ido a la consulta por su hernia y la respuesta fue la misma. No estaban operando porque no había insumos. Entonces él preguntó si en caso de que resolviera todo podían operarlo. Le dijeron que sí, y le hicieron la lista de todo lo que se necesitaba.

Se dirigió a la calle 13 del reparto San Fiel, donde se comercializa desde lo más mínimo hasta lo imaginable. Pero todo el mundo la evita por los precios tan desorbitantes. Fue allí donde encontró desde los hilos y agujas para operar, hasta los guantes, anestesia y demás. El presupuesto era aproximadamente de unos veinte mil pesos.

El tomó nota y pensó en quién podía ayudarlo a resolver el desafío. Hasta que recordó a un amigo que estaba viviendo en los Estados Unidos. Hacía algunos años le había impartido algunas lecciones de pintura porque al hombre le encantaba el arte, y principalmente pintar. Pues fue a él a quien le pidió auxilio.

Me contó que gracias a Dios le respondió positivamente. No podía olvidar el regalo para el médico y la enfermera, claro está. Y así mismo fue. La operación fue un hecho. Ya había salido de la tragedia. Ahora solo le restaba cuidarse, por el proceso de recuperación. Solo eso. Me alegré por él.

Yo misma tengo que pagar 500 pesos por cada diente que quiera arreglarme y tener bien presente dónde y cuándo la consulta, porque de lo contrario sería lo mismo que ya sabemos: no hay agua, no hay empaste, no hay corriente. Pero lastimosamente la historia de mi otra amiga es más compleja, y no le resulta fácil resolver. Me reservo los comentarios.

Me limité a animarla. No podemos permitir que las circunstancias actuales nos aplasten totalmente. Alimentar el pesimismo es mala idea. Y como nos decía una hermana de la comunidad episcopal de Morón: «deprimirse en estos tiempos es un lujo». Además, creo con sinceridad que esto tiene que cambiar de forma radical. Mucho tiempo más en las situaciones actuales no pienso que podamos resistir.

Y frente a la pregunta que a veces nos hacemos esta mi amiga y yo sobre si nos dará tiempo de hacer todo lo que soñamos hacer después de los cambios que han de ser llevados a cabo. Nos contestamos que sí, Dios mediante nos dará tiempo. Si nos lo decimos con más o menos sinceridad –las dudas siempre están– pero sentimos como un deber apoyarnos. Sin discusión, es un deber en estos momentos.

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