¡Azúcar! En Cuba, se hace magia con lo más mínimo

Una guarapera cubana.

Por Lien Estrada

HAVANA TIMES – Una amiga me visita y hace el comentario riéndose. Ya estamos acostumbradas a reírnos de todo, aunque no sea precisamente chistoso. Ella había endulzado el café con raspadura, porque no tenía azúcar. Este producto está muy caro y se pierde igual en esta tierra de cañas. Pero una vez servido el café a su padre, este contestó: «sabe a boniato». Y fue cuando se percató que la raspadura que había comprado para hacer el café había sido hecha con boniato, y no solo con guarapo como debió haber sido hecha. Nos reímos, yo también me reí.

Le dí otra receta para endulzar lo que necesitamos, que la vecina tuvo la gentileza de compartirme: haz azúcar del mismo guarapo. Es más seguro. Pones el guarapo en el fogón. Hasta que se reduzca y hagas un melao. Lo envasas en cualquier pomo, si es de cristal mejor, y ya tienes con qué endulzar. Principalmente ese café, que es el que no nos puede faltar por las mañanas, y para muchas a todas horas del día. Mi amiga me dijo que sí, que cierto, así lo iba hacer.

El problema consiste no solamente en el azúcar. Es con todo. Estamos en un país tan profundamente dañado por las crisis que no se superan, por la presión de una mentalidad bélica en el poder, por la impotencia de construir una vida «normal», que estamos convencidas cada vez más de que Cuba no es un país, es un campo de concentración donde se experimentan con seres humanos para observar lo que estos puedan hacer en las situaciones límites.

Y por supuesto, para sobrevivir (ya conocemos que la vida es otra cosa) hay que estar inventando con lo más mínimo. Hay que aprender a negociar con las fuerzas oscuras y claras. Hay que hacer magia. Y todos los días nos preguntamos cómo es que podemos trabajar, estudiar, salir a la calle hacer negocios, relacionarnos con familia y amigos…porque es que en las condiciones donde nos vemos con frecuencia: sin corriente, sin agua, la comida escasa, los mecanismos burocráticos que no funcionan para ningún trámite y sus vías para resolver son la corrupción, ¿cómo entre tantos desafíos podemos subsistir?

Verdad que miles colapsamos a diario. Entre los que nos enfermamos de los nervios, las consultas y hospitales psiquiátricos tienen una población notable, los que se suicidan y los burnt out, los llamados quemados, que no van a médicos ni a hospitales, pero padecen una apatía y divorcio total por todo. No les importa nada. No vamos a hablar de la otra población que huye hacia cualquier parte con el dinero de la venta de sus casas, carro y todas sus pertenencias. Las naves se queman, porque más importante que las naves, es la propia vida.

Entre tanto horror se coincide en que el sentido del humor ha sido uno de esos valiosos recursos para poder soportar tanto desmadre. Pero ¿hasta qué punto esto nos pudiera ayudar a seguir soportando tantas injusticias con nosotros y nosotras mismas? Si fuera que sí, que nos ayudará en todo tiempo a pesar de todo, me surge otra pregunta: ¿hasta qué punto valdrá la pena reírse de todo cuando se cava la propia tumba?

Mientras tanto podamos descubrir las respuestas nos resta seguir haciendo magia. Hasta que nos podamos crecer y reconstruir un mejor destino, creo yo.

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Lien Estrada

Soy amante de los animales. Me entusiasma un buen libro, una buena película o una buena conversación. No dejo de lamentar el que no me guste estudiar las ciencias exactas. Me alegra haber leido a Krishnamurti desde muy joven. Mi tradición es la cristiana, pero me fascinan todas las religiones, principalmente las de Oriente. El mar es ese otro mundo que considero cautivante.