De una luna, una voz y un puente

Si cualquiera abre un agujero en la tierra quizás no salga a China sino a su propio tejado. Aunque ahora no sea de paja, sino prefabricado y cubierto de paneles solares.

Leonid López

leo1HAVANA TIMES — Edificio en Ibaraki, mi nueva casa. Cuarta planta. Al final del pasillo, costado de una puerta ajena. Miro la luna roja entre cables y techos de otros edificios no muy altos. Tengo residencia en Japón por tres años. ¿Qué significará eso?

Mas que una oportunidad se siente como un saco caído del cielo a los pies. Ya estás fuera, aguanta, no regreses. Nada que decir en contra. No creo que quiera otra cosa. Pero esa voz, tan segura, ¿sabrá de lo que habla? No me importa quedarme sin nada, pasar hambre, ver una nube sobre el futuro, pero me importa saber. Por eso estoy aquí, porque quiero saber.

Con la mirada teñida de rojo, mareado de luna, esa voz segura se confunde con la mía, insegura. Debo ganar en el intercambio. A veces tartamudear es un lujo. Debo hacer, hacer. Sin embargo no quedo tranquilo. Quiero que haya algo ahí en el fondo.

No quiero sentirme otra vez, como tantas veces en Cuba, un zombi que grita. Cuando el rojo se ha diluido en el tinte negro de la llana noche, voy a casa. La luna ya no dará respuestas, ni yo tampoco.

Por esos días fui a una clínica cercana a casa. La clínica presta muchos servicios comunitarios, es sencilla y, luego supe, barata. El médico que me atendió había ido a Cuba. Era parte de un grupo de médicos japoneses que abogan por servicios de salud justos.

Su grupo, de alguna manera, hizo contactos con el Ministerio de Salud cubano y fueron invitados al paraíso caribeño de la salud gratis. Les dieron unos cursillos en el Hospital Ameijeiras de La Habana.

Un recorrido turístico y dirigido le dejó a mi médico algunas divertidas fotos que enseñó entre risas. Luego, más serio, dijo que se percató que no era Cuba ni su salud real lo que los amables médicos cubanos le mostraron, le faltó hablar con la gente común fuera del programa.

leo2Sin embargo estas carencias de fondo no afectaron el recordar como una bonita experiencia su viaje. Pasmado oía separar la realidad de la experiencia personal de forma clara y poco traumática. Una disección de cirujano. Aislado el tumor había terminado el trabajo.

Pero a mí, seguro enfermo también, me importaba el cáncer y no el tumor transitorio. Aún no podía aceptar pasar por la realidad en puntillas de ballet. De cualquier forma el médico venía desde muy lejos a trabajar en esta clínica que daba ayuda concreta a mucha gente.

No podía estar en desacuerdo con esto. Algo estaba cambiando. Ya no era fácil levantar banderas en contra de la ligereza de opinión. A la salida de la clínica, confundida entre los sonidos de los carros, la segura voz parecía decir: el total de lo que esperas se da en porciones desconectadas y ridículas.

Otro día mi novia y yo salimos de compras. Recorrimos los pequeños negocios más baratos y al final fuimos a un mercado muy grande. Era inevitable, no podía llevar la cuenta del total de bolsas, falta de costumbre. Así que de regreso olvidé una.

En la casa me di cuenta de la falta y salí, sin pensarlo, a recuperar el paquete. Corría custodiado por las risas de mi esposa, mientras ella decía: ahí va estar la bolsa, no te preocupes. Me preocupaba, si no lo hiciera el mundo giraría 360 grados y me tumbaría.

Allí estaba la bolsa. En el mismo lugar donde la dejé había sido rodeada por cientos de gentes, pero allí parecía esperarme. Recuerdo que sentí algo parecido al mareo, mi mente tardaba en aceptar lo que veía.

leo3Realmente el mundo parecía estar girando sin importar que yo continuara anclado. Al recuperar la razón casi abrazo la bolsa de plástico y luego al primero que me pasó por el frente, conmovido. ¿Cómo era posible?

Luego a los dos días más o menos, corriendo en la mañana, tengo la segunda gran sorpresa en mi ciudad. Veo un móvil en el suelo. No sabía que hacer. Alargaba, en mi cabeza, las manos hacia el móvil.

Tranquilo, me dije, y seguí corriendo. De regreso el teléfono no estaba en el suelo. ¿El dueño que lo reencontró, otra persona que esta vez cedió a sus oscuros impulsos? No, alguien había puesto el celular en un sitio cercano y más visible para que el dueño lo viera mejor.

¡Emocionante!

Con el pasar de los días me di cuenta de que al japonés ni le pasa por la cabeza llevarse algo ajeno. Ni siquiera se trata de rígida moral, simplemente no forma parte de su sistema de pensamiento.

Otra cosa a la que, sin dudas, no podía objetar nada.

Entonces, ¿que era el cuchicheo intranquilo que reptaba dentro? Algo me decía que una bondad no elegida guarda un oscuro fondo. Como si esta se emparentara con la maldad desbocada. Hasta ese momento eran sospechas infundadas. Me sentía bien.

leo4Era muy agradable que el gustar de árboles, flores y pájaros no fuera solo aceptado, sino casi norma de comportamiento. Era cómodo no ver diferencia en el trato por ser extranjero o pobre cuando se entraba a cualquier negocio.

No sentaba mal escuchar el San, luego del nombre, como si fuera una categoría nobiliaria. Ver como unos frente a otros se inclinan y dirigen palabras de respeto. Pero, ¿que hacer? ahí estaba el susurro con su gran dosis de sospecha.

Había algo en la expresión sonámbula de la gente que desbordaba el metro a las 11 y 30 de la noche, que no era solo de cansancio. Algo detrás de su indistinción que no permitía incluirse. Algo pegado a la amabilidad que no la dejaba extenderse en buenos deseos. Un puente había sido minado entre el hacer y el ser, entre la repetición de movimientos y su sentido más allá del impulso.

Extendía las manos. Tres años por delante para construir un suelo. Ya estás fuera, aguanta, no regreses. Pero todos mis ánimos no bastaban para saldar el vacío entre los extremos frente a mí.

Otra vez no tengo quejas. Toca hacer lo de siempre. Caminar sobre el aire. No hay suelo que se resista a los pasos, como no hay razones que sostengan una sola idea. Parece que sigue siendo temblar, hasta inventarse un sol.

Leonid Lopez

Leonid Lopez:Me llamo Leonid. Mis padres me nombraron así porque nací en Cuba el mismo día que visitó La Habana el expresidente de la antigua Unión de Republicas Socialistas Sovieticas Leonid Brezhnev. Ahora es un nombre fuera de moda. Viví en Cuba 34 años, Llevo 5 meses en Japón. He cambiado algunas ideas pero sigo creyendo en dos: Creo en lo imprescindible de la posibilidad de elección, pero tambien que la felicidad es responsabilidad de cada quién y nadie puede otorgarla o negarla. Cuba me pareció un buen lugar para crecer, luego comenzó a ser como una madre que devora a sus hijos. Hay quien cree en la Patria, yo creo en la bondad. Donde esté esta puedo tener mi nido. Ahora es aquí con mi esposa, mañana no sé.

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12 thoughts on “De una luna, una voz y un puente

  • Leonid San , :-)
    me recuerdas mucho lo que escribes experiencias muy similares! Es algo que todos los cubanos descubrimos fuera de Cuba.

    Un amigo se quedo en Canada y después de un ano de mucho trabajo estaba apesadumbrado y lejos de amistades y familia. Le dije “pa atrás ni pa coger impulso”. Hoy tiene a su familia y ha hecho una nueva vida.
    Los primeros anos son los mas difíciles pero luego el alma se amolda a lo nuevo que ya entonces se vuelve familiar y cotidiano. Es cotidiano no hacer colas. Encontrar agua fría y caliente en la pila o tener electricidad y calefacción o aire acondicionado. Es también cotidiano elegir lo que uno quiere en su vida y que no le sea dictado desde arriba. Es normal que se progrese cuando uno hace esfuerzos.
    Sigue regalándonos tus escritos.
    Domo arigato. :-)

  • jajajaja Muy interesante tu articulo, para nosotros los cubanos eso de una bolsa perdida en medio de la nada y encontrada de nuevo por sus duenno suena a algo increible jejejejeje

  • A los cubanos de nuestra generacion nos engañaron desde que nacimos: rasgos del comunismo jamas se han visto en Cuba y si se ven a menudo en paises “capitalistas” e inclusive en “el Imperio”.

  • Yo no tengo agua caliente en la pila ni calefacción ni aire acondicionado. Entonces no soy ‘cotidiano’, ‘normal’?

    Es mejor ser pobre de plata en un país pobre a ser pobre de espíritu en un país desarollado como usted.

  • Luis por que el ataque personal?
    Si no estas de acuerdo con lo que digo ataca lo que digo no a mi personalmente.
    El ataque personal no demuestra que lo que yo diga sea incorrecto verdad?
    Si tu crees eso no tenemos nada mas que discutir.

  • Hola, Leonid. Qué bueno que sigues teniendo la palabra florida. Sigue contando tus experiencias por aquellas tierras, creo que le servirá a todo el que se asome aquí. Ten un abrazo bien fuerte.

  • Porque lo que dice es en si una ofensa y una demonstración de su rasa perspectiva, de como solo piensas con tu próprio umbigo, de su ceguera – no leíste mi primer parágrafo por ejemplo.

    Sócrates lo dice: lo primer passo es abdicar de sus certezas. Yo adiciono: el secondo passo es reconocer sus privilégios.

  • Tu vida es “normal ” y cotidiana para donde vives, pues esas necesidades son normales y cotidianas alli, pero no hay nada malo en tener agua caliente y aire acondicionado. Es mas, gracias al deseo de la humanidad de vivir un poco mejor es que el homo sappiens ha evolucionado. si eres feliz asi como vives felicidades!

  • Luis:

    Si me permites. Para expresar desacuerdo no hay que dar machetazos al interlocutor. La violencia verbal empobrece el diálogo. Sólo una sugerencia.

  • Julito. Estoy escribiendo mi seudo historia en retrospectiva. Ya han pasado 4 años desde que sucedió lo que relato aquí. Ahora tendría que decir otras cosas. Pretendo llegar a escribirlas. De todas formas dos inquietudes. La primera el error que nos somete a muchos cubanos( falta de experiencia en diálogo o tan siquiera escucha, cúmulo de información sin contrastar en el mundo) de ver en la busqueda solo o sobre todo oscuridad y dolor, casi siempre fruto de la inadaptación. Visto esto se cerró el discurso y no hay mucho mas que asentir por la lógica visible que parece tener esta afirmación. Sin embargo no hay nada de oscuro en mi busqueda, nada o poco de triste o de expatriado lloroso. Sospecho que parte de la culpa, pero creo que no toda, esta en la forma con tintes de melancolía en que narro, me hago responsable de mi parte de culpa. La segunda cosa es que, aunque paresca algo evidente se nos olvida, efectivamente cada experiencia es distinta. Mi experiencia no tiene quizás que ver con la de tu amigo. No dudo que nos unen lazos, si los hay de seguro, pero ni los cubanos ni ningún grupo de emigrantes de cualquier país son un grupo idéntico, unido por iguales razones en escencia e iguales terrenos donde pisan. No compadre, si piensas así, o te quedas en eso o al menos te pierdes muchas de las circunstancias particulares que me rodean aquí que no se parecen en nada a las de Canadá. Resumen ni puramente triste, ni inadaptado, ni viendo en el país unico del emigrante cubano. Sin animo de ofensas Julito. Yo le aprecio sinceramente.

  • Hola Delo. Gracias por escribir que vale en algo leerme. Nunca le habían dicho a mis palabras que son floridas. Seguro ellas te lo agradecen támbien. Ojalá no se me pongan muy orgullosas con ese título y pequen de exceso de colorido y poco aroma nos dejen.

  • Leonid solo me referia al caso particular de mi amigo como un ejemplo no queriendo decir que tu situacion particular sea igual. Claro esta que cada uno encuentra dificultades diferentes al salir de Cuba. Todo depende de el caracter de la persona. De como hace para resolver las dificultades que encuentra etc.
    Por otra parte creo que hay mucho de comun en tu historia con el resto de nosotros que salimos independiente del pais. Japon tiene muchas cosas en comun con Estados Unidos pero tambien tiene muchas otras que no son nada comunes ni a Estados Unidos ni a Cuba y es bueno conocer de las experiencias de otros. Precisamente me parece interesante la lectura por encontrar diferencias. Y Leonid no me ofendo tan rapido :-)
    Sigue escribiendonos tus aventuras que te seguimos leyendo.

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