¿La Cuba que nunca cambia?

Katherine Pérez Domínguez

dsc_0723HAVANA TIMES — Tomada la decisión de regresar a Cuba, el emigrante cubano (y de cualquier otro país, por cierto), se ve precisado a solucionar cuestiones esenciales para la adaptación en su nuevo sitio de residencia. Dichos asuntos son de toda índole, e implican tanto aspectos básicos como dónde y de qué va a vivir, hasta asuntos no menos importantes relacionados con el contexto al que regresa.

Podría pensarse que esta última cuestión es fácil, que al final estás regresando a lo conocido, a una zona de confort que abandonaste hace algún tiempo, pero de la que nunca te pudiste desprender. Aquí tienes familia, amigos, vecinos, viejos conocidos, hablan tu idioma (en el sentido más amplio, lingüístico y cultural de la palabra). Y de cierta forma es así.

Sin embargo, el paso del tiempo siempre tiene algo que decir al respecto. Ningún país de los que conozco -incluida Cuba, a pesar de su lento devenir encajada en el tiempo-, permanece estático e inamovible. Los cambios son parte consustancial de la sociedad humana.

Tengo un amigo español que vivió en Cuba tres años. A su regreso a España, no solo habían cambiado la moneda y los precios (bastante más altos estos últimos), sino que también la sociedad parecía respirar nuevos aires venidos del resto de Europa y él apenas podía comprender el idioma que hablaban los jóvenes menores de 20 años. Tan solo cinco años después, cuando mi amigo se había acostumbrado al euro y su situación personal y laboral se había estabilizado, la crisis económica en el continente planteó nuevos retos al retornado.

Cuba, aun como un caso muy especial dentro del contexto internacional, no ha podido sustraerse tampoco a la natural transformación de cualquier sociedad. Cuando salí de la Isla en el 2006, el teléfono móvil era apenas un objeto de culto en poder de unos pocos privilegiados, Internet una gran desconocida, La Habana se caía a pedazos y el tema no parecía tener solución fuera del ámbito del centro histórico y del incansable Eusebio Leal, la ley migratoria permanecía anclada en la Guerra Fría, la iniciativa privada se limitaba a la renta de habitaciones al turismo y algunas paladares.

Hoy, el panorama en este sentido ha cambiado. El celular se ha extendido notablemente y la red de redes  ha dejado de ser un bicho raro de ciencia ficción. La WIFI ha llegado e invadido parques y avenidas de la ciudad. Otro tema muy distinto es el precio de este servicio, su calidad dudosa y la inexplicable circunstancia de no poder tener acceso a Internet desde tu propia casa.

Pero ahí está, y aunque tenga que andar despatarrada en bancos de parques y muros de edificios, pendiente todo el rato de las picosas hormigas que llueven desde los árboles, puedo estar en contacto con mis amigos, informarme (hace mucho tiempo que la televisión y el periódico han dejado de constituir para mí una fuente fiable de información, no solo en Cuba, sino en todo el mundo), e incluso trabajar.

Otro tema que me sorprendió gratamente fue la intensa actividad reconstructiva en la ciudad. Para nadie es un secreto que adoro La Habana. No solo porque haya nacido en esta ciudad loca y despreocupada, sino porque siempre la he considerado una ciudad hermosa. La capital cubana es de una riqueza y variedad arquitectónica envidiable. La escasa actividad constructiva tras 1959, así como la dudosa calidad técnica y la insoportable fealdad de la mayoría de estas obras post-revolucionarias, el aislamiento internacional de la Isla, entre otros factores, han influido, para bien y para mal, en la conservación de una ciudad mayoritariamente edificada entre el período colonial y el republicano.

Una ciudad, por tanto, heterogénea, que varía de barrio en barrio o en su estilo constructivo y  en su espíritu. Y aun cuando hayamos perdido una parte muy valiosa de este legado arquitectónico -estoy pensando en los cines habaneros por ejemplo, la mayoría de ellos en pésimo estado, totalmente en desuso o reconvertidos-, conservamos buena parte de las edificaciones que nos han hecho famosos en el mundo entero.

Otra era, sin embargo, la situación de las casas y residencias privadas. Sin medios para afrontar el mantenimiento de sus viviendas, muchas familias han tenido que convivir en espacios que literalmente se caían, y aún hoy lo hacen en muchos casos, a pedazos.

Ciclones, falta de materiales de construcción, precios trepidantes y salarios por los suelos, casas superpobladas y divididas en mil habitáculos y barbacoas ante lo exiguo del parque de viviendas de una ciudad que crece demográficamente sin que esto tenga su correspondencia constructiva, entre otros factores, se hacen visibles en las residencias de muchos barrios habaneros.

Sin embargo, basta recorrer las calles del Vedado o de Playa para comprobar que esta situación comienza a cambiar. Las casas se reconstruyen, se modernizan, muchas veces respetando el espíritu original de la edificación. El trasiego de obreros y camiones con materiales de construcción es una realidad hoy en día.

Sin duda alguna la nueva ley que permite la compra y venta de casas ha tenido mucho que ver con esta situación. Los retornados o cubanos que viven en el extranjero, también. Y aunque no cuente con ningún dato para respaldar esto, tengo la impresión de que la apertura de la iniciativa privada influye igualmente al mejorar la economía de algunas familias cubanas.

En cualquier caso, muchas cosas han cambiado, otras no. De unas y otras me gustaría seguir hablando en este espacio, tan personal y subjetivo como una autora que piensa que no existe una verdad, sino millones de pequeñas historias que construyen una vida.

Katherine Perez

Katherine Pérez: Ciudadana del mundo, amante de los libros, los viajes y el arte. De regreso a mi isla después de mucho tiempo. Compartir y vivir en paz son mis máximos objetivos en la vida y, por supuesto, la felicidad, que no está en ninguna parte, sino en ti mismo y en las personas que quieres. Desde mi nueva base de operaciones, la isla grande que me vio nacer, escribo como forma de exorcizar los demonios.

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27 thoughts on “¿La Cuba que nunca cambia?

  • Katherine, si el retorno es con billetes en el bolsillo las cosas te pueden ir bastante bien, al margen de los cambios ocurridos desde que te marchaste; mejor todavía si el retorno es con posibilidad incluida de “fastear” (viajar) nuevamente.al pais donde viviste varios años ( o a cualquier otro), supongo que la mayoría de los que retornan lo hacen dentro de estas posibilidades (excepto un relato que leí creo aqui mismo de un tipo que regresó tan”escachao” que ni la exmujer le quería dar un rincón en la casa para malvivir). No estoy de acuerdo contigo cuando dices respecto a la reparación de viviendas: Sin embargo, basta recorrer las calles del Vedado o de Playa para comprobar que esta situación comienza a cambiar; considero que esa visión tuya del asunto es un tanto ingenua o superficial porque no refleja ni por asomo la situación de precariedad habitacional de la mayor parte de la población cubana, dicho más fácil: por un “macetón” o un retornado ( o un “pincho”, que también los hay) que se permite comprar, reformar, construir una casa, hay miles que no tienen ni para un saco de cemento, cuatro tablas y un poco de pintura para remozar o darle colorete a la casucha en que viven. Creo cualquier análisis debe partir de la sociedad en su conjunto, no de los más afortunados, ellos hacen parte, pero no definen. Saludos.

  • Muy bueno el tema post. Los retornos siempre son dificiles y mucho mas cuando encuentras una realidad mucho mas dura que lo que se imagina durante la nostalgia y el desgarramiento del terruño de todo emigrante. En el caso de Cuba debe ser traumatico cuando de entrada te privas de muchas comodidades que disfrutabas en el extranjero, incluyendo derechos y libertades como ciudadano.

    Katherine en el centro de La Habana es donde se puede ver un poco el impacto de las pequeñas aperturas de Raul Castro, pero tienes que hacer un recorrido por los barrios perifericos de la ciudad, los poblados, caserios y bateyes de ingenios azucareros cerrados del interior del pais para que veas pobreza generalizada, incluyendo ausencia del estado en la recogida de basura, agua potable, electricidad, mantenimiento de parques, arreglo de calles y aceras, viviendas en estado deplorables, generacion de empleos, etc.

    Igual disfruto mucho tus entregas, sobre todo la honestidad y la mentalidad positiva con que estas afrontando tu retorno a nuestra isla amada.

  • Hola, Katherine:

    Dices: “basta recorrer las calles del Vedado o de Playa para comprobar que esta situación comienza a cambiar. Las casas se reconstruyen, se modernizan, muchas veces respetando el espíritu original de la edificación. El trasiego de obreros y camiones con materiales de construcción es una realidad hoy en día”….

    Paseando por mi Habana hace unos meses tuve la misma impresión que tú. El actual ir y venir de cubanos está propiciando un vuelco notable a la fisonomía urbana, todavía minúsculo si se le compara con la situación que describes en el párrafo anterior, pero habría que ser ciego a voluntad para no notar estos cambios. Y sobre todo me llama la atención la transformación gradual que se va operando en la mente de muchos de esos compatriotas, que hoy viven con un pie en la Isla y otro….quién sabe dónde…

    Muy bueno tu post…

  • Kamikaze, permíteme terciar. No sé si has estado en Cuba en fecha reciente, pero yo que permanecí hasta febrero pasado te digo que sí se nota el impacto. Solamente en la barriada de Buena Vista noté un promedio de al menos dos a tres inmuebles en transformación por cuadra. Si lo lanzas contra el total de la ciudad, desde luego que aún es reducida la cifra, pero si comparas con diez a quince años atrás, cuando no se veía la actual fiebre constructiva, el salto es fenomenal. Creo que Katherine está muy bien encaminada.

  • Bueno, espero que con la muerte de Fidel Castro Raul tenga las manos libres para hacer los cambios que Cuba pide a gritos. Veamos

  • Esa tambien ha sido mi impresion, sobre todo durante mi ultima visita en el 2015. Hay mucho por hacer, pero al menos en algunos lugares se empieza a ver la diferencia. Mas tiempo tomara en cambiar algunas mentes.

  • Cualquier transformación, por minúscula que sea, bienvenida sea; pero de eso al tono triunfalista de: … El trasiego de obreros y camiones con materiales de construcción es una realidad hoy en día”… va un larguísimo trecho. Ustedes no saben de los miles de albergados que hay en La Habana, donde cada vez que caen cuatro gotas de agua del cielo colapsan los techos de las casa que se mantienen en pie por milagro? Yo también pasee por mi Habana hace unos pocos meses y, con independencia de los que tienen cuatro fulas en el bolsillo para resolver al menos sus necesidades más perentorias, los demás están bien jodidos. Saludos.

  • Kamikaze estoy de acuerdo contigo.Cuando sólo se ve la punta del iceberg, puede ser muy entusiasta el cuadro que de general, no tiene nada.

  • Pa’ su escopeta, yo de saber nada mas que voy a vivir al lugar donde “Hay pero no te toca” y “Te toca pero no hay” o que te diga el propio medico que ha de remitirte “Conoces a alguien en el Almejeira” o en plena cola te digan “Se acabo” . Todo eso me da un impulso tremendo para seguir aqui en EEUU.

  • Javier y Kamikaze:

    Este toma y daca me ha sembrado la idea de cuán oportuno sería que Katherine, o cualquier otro colaborador de HT, se decida a escribir sobre el cambio que se viene operando en la mentalidad de cientos de miles de cubanos, que hoy entran y salen del país como nunca antes, y a su vez influyen en la visión de los que nunca han partido de la Isla. A mi juicio, más trascendental que la construcción o reparación de inmuebles para el porvenir cubano, puede ser la reestructuración de lo que me atrevo a llamar el “edificio antropológico” cubano…

  • Estoy de acuerdo con usted, la afluencia de “emigrados”, la presencia de los retornados, y el tímido acceso a medios alternativos (internet, antena,etc) de los que no han salido del pais, puede contribuiir a la reestructuración del “edificio antropológico” cubano; ardua tarea pero no imposible. Saludos.

  • El cambio se ve sobre todo con el dinerito que mandamos los gusanos a nuestros familiares que parecen pajaritos con las bocas abiertas esperando la lombriz

  • Luis V, tal vez no sea tan mala idea conocer alguien en el Almejeiras en vez de que un especialista te presente una “$$$ Hermosa $$$” factura con varios ceros. Se de varios que han caido en esa “pequeña” desgracia y les ha costado hasta la casa.

  • En parte comparto tu opinion, pero tambien se de varios que estan regresando con sus ahorros, pocos o muchos y estan arreglando su apartamento y hasta el edificio completo.

  • Kamikaze, me alegro mucho de verlo por aquí nuevamente. Como siempre digo, uno escribe algo para que le lean, y si además las personas pueden expresar libremente lo que opinan, para mí es la situación ideal. Entiendo perfectamente sus comentarios con respecto a las muchas personas con una situación pésima de vivienda. Sin embargo, el tema de este artículo son los cambios, no lo que sigue igual, y esa pésima situación es exactamente la misma de siempre. Mi visión es la de una persona que se ha dedicado a recorrer la Habana, a pie, y nota esos cambios, y no sólo en el Vedado o Playa, lugares estos donde primero se comenzaron a notar, sino que nací en Diez de Octubre, y allí también ocurre lo mismo: casas preciosas que se estaban cayendo y que ahora han sido reconstruidas. Sin duda, quedan muchas otras por reconstruir, pero la cosa tiene que empezar por algún lado, no cree? Mil gracias por sus comentarios

  • Gracias Bobo de Abela, me alegra mucho volver a encontrarlo aquí. Tienes toda la razón, el campo y los pueblos son otra cosa, yo soy habanera y a mi regreso he vuelto a residir en mi ciudad, por eso no puedo tener una visión más global de esta situación en el país. Sin embargo, considero que siendo la capital del país, es un buen lugar para tomar la temperatura de la situación. De nuevo le agradezco muchísimo su tiempo y sus comentarios

  • Muchas gracias Isidro, sus comentarios me animan a seguir.

  • Desgraciadamente no conozco a nadie en el Almejeira ; siempre me dio verguenza ese sociolismo, e incluso , nunca pude pasarle por delante a una cola, preferia hacerla, realmente yo no naci para el sitema que hay en Cuba; por eso prefiero pagar el Obamacare.

  • Luis v ; antes de la revolucion, habian hospitales publicos en Cuba, pero no los suficientes,pero con un amigo politico, los pobres eran atendidos perfectamente…para eso hace falta destruir un Pais ???? y a sus habitantes???.Nos conformaremos siempre a ser unos pobres pediguenos ?? Por que siempre miramos para otra parte ?? La Salud siempre costara de una forma u otra, creo que ya los cubanos debian saberlo !!!Ahora, si lo que queremos es librarnos de la responsabilidad a toda costa, eso es otra cosa !!

  • Don Pepe, además del “amigo político” existían los “sargentos políticos”…Uno de ellos le ofreció el ingreso en un hospital de Holguín a mi madre, que en ese momento no podía pagar, a cambio de su voto en las urnas…¡Qué bien que ya vamos recordando!

  • Isidro, se sabe que España, casi toda latinoamerica y el Caribe y medio mundo estaba peor que Cuba en ese mismo instante donde tu madre resolvio la cama. Ahora vuleve hacer la comparacion y veras que demasiados de esos paises le pasaron por delante a Cuba sin transitar por socialismo castrista. Pelo a pelo que el tiempo pasa y la tierra sigue girando.

  • Bobo:

    A muchos cubanos les sucede que miden el stándard de vida de la Cuba anterior a 1959 por lo que se vivía en La Habana, o en algunas capitales de provincia, pasando por alto el olvido total que caracterizó a casi toda la campiña cubana por muchos decenios. En ese sentido éramos un país con una cabeza enorme (la capital) y un cuerpo famélico y lleno de mataduras…No paso por alto todos los problemas que existen ahora mismo en la Isla. Sólo me niego a que me hagan el cuento de la cubana republicana como tacita de oro…Allá el que se lo crea…

  • …de la Cuba republicana…

  • Yo sí lo creo, mis padres eran pobres, y jamás pasaron hambre, pobres y tomaban leche, y jugo de naranja, dice mi madre que para fortalecerlos les daban gofio con leche condensada, y estudiaron, mi mamá fue a la Normal, y eran pobres, y dice que habían casas de Socorro que cualquier pobre podía ir. Me dirás que en el campo la situación era pésima, pero honestamente yo he visto documentales de los campos en la Cuba de hoy, la cual no puede ser más deplorable, en la salud y en todo, casi seis décadas de revolución y todavía en bohíos?. Las cosas malas de la Cuba republicana se hubiesen ido superando y hoy Cuba fuera un país, por lo menos mejor que como lo dejó Fidel. No hay razón para dudarlo, a todos los paises donde hemos llegado hemos triunfado, por lo menos para vivir dignamente, al cubano siempre le ha gustado progresar, no dicen que como colonia superamos la Metrópoli?, yo sí creo que fue un garrafal error/fracaso.

  • qué bien que notes casi todo, desconozco el lugar donde residiste fuera de acá pero yo no he conocido, de los lugares a donde he tenido que trabajar, ciudad con mayor deficiencia de alumbrado público que esta. bien sabido cuál es el trasfondo de esa situación pero no deja de mostrar que la penumbra a la que se debe uno exponer en el día en muchos aspectos, se prolonga al tener que caminar por la noche.

  • Miranda:

    Creo que detenernos a descifrar el consabido “What If…” equivale a ponernos a llorar delante del cántaro de leche que se nos rompió. O sea, hay que asumir lo que ha sucedido y en la medida de la capacidad de cada cual, tratar de hacer lo mejor en lo adelante…

    Siempre pienso que cada cual juzga la “fiesta” según le haya ido en ella…Pero de modo general considero que no es posible juzgar la situación del campesinado cubano antes del 59 por un vaso de jugo, o una ración de gofio…Ni siquiera por aquel recordatorio de mi difunta madre, de que en su juventud le echaba los boniatos a los puercos, y en el socialismo no le alcanzaba un día de sueldo para comprar una libra de boniato…Son verdades, pero hay que ir a las esencias…

    Y es que todos sabemos que la eficiencia – en particular la agropecuaria – no ha sido nunca el fuerte de la etapa socialista. De acuerdo, es una aberración, entre otras más… Sin embargo, en la otra cara de la moneda tienes que millones de guajiros tuvieron tierras por primera vez con la Reforma Agraria (¿o es mentira?); que millones de ellos fueron a una escuela por primera vez después del 59; o se pusieron zapatos; o dejaron de depender de que un sargento político – como le ocurrió a mi madre – le cambiara un ingreso hospitalario por un voto en las elecciones, a riesgo de morir si no lo hacían; o vieran una carretera, o una película, por primera vez en sus vidas…Díme que miento en unsa sola de estas aseveraciones…

    Miranda, siempre escucho con mucha atención y respeto tus argumentos, pero a cambio sólo te pido que me devuelvas igual privilegio..

    Un saludo

  • Claro Isidro que respeto tus argumentos al máximo, no se trata de eso, sino que si bien yo no podría decirte cómo era la vida en el campo (yo nunca fui al campo en Cuba), mis argumentos se basan en que ni un guajiro que yo he conocido, ni uno, lo mismo blanco q negro ninguno niega las penurias y la pobreza en que vivieron sin embargo dicen preferir la vida de antes, a la vida con Fidel. Que les puso escuelas, policlinicos, que los alfabetizo, que les dieron tierras y les bajaron la luna con las estrellas?, ok, es verdad, o por lo menos así oigo. No es ponerse a llorar sobre leche derramada, el problema es ver la realidad de que la Revolución ha hecho al guajiro más miserable. Para qué quiero “todas esas cosas” si me has quitado muchisisisimo más. Tienes el perfecto ejemplo en Venezuela, Chávez hizo lo mismo con los más desposeídos, les dio, les dio, y les dio, y fíjate si no son ellos ahora, en su mayoría, los que los quieren sacar del poder, es la misma historia Isidro, la de engatusar a los pobres, y después en el poder, pues ya vemos el resultado, un país en ruina TOTAL, tú no lo ves?, Precisamente porque queremos hacerlo mejor, por el bienestar de nuestra patria es que tienen que apurararse los que todavía no han podido descifrar a este “piquetico”, digo yo.

    Saludos.

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