Un recorrido por las calles de mi Habana…
Por Kamil Kenders
HAVANA TIMES – No importa el lugar por el que se pase, las calles de la Habana están destrozadas. Tal parece que ha estado cayendo una lluvia de meteoritos y ha dejado sus huellas sobre el asfalto. La única avenida que se salva un poco de estos cráteres es la de 23, céntrica calle del vedado. El resto, parecen callejuelas de periferia, por donde se hace cada vez más difícil transitar.
No tengo auto, pero si una bicicleta, con la que tengo que maniobrar 20 piruetas para que no se ponche o no descalabrarme en mi trayectoria. Ese tipo de obras públicas hace años (incontables) que no se hacen. Pienso que, en cualquier momento, habrá que pagar para que te arreglen la calle, como con otros servicios públicos, como el de Aguas de la Habana, ETECSA o la Empresa de Gas manufacturado. Son entidades que existen y ofertan servicio a la población, sin embrago, cuando uno les necesita, hay una lista de espera inmensa, porque al final, están en busca de que pagues por debajo la mesa por la prioridad de un servicio, que debería ser atendido con prontitud, teniendo en cuenta el nivel de gravedad del asunto.
Por otro lado, en cada cráter de la calle, se acumula agua, agua que se estanca y provoca suciedad y mal olor; atrae bichos y, por ende, enfermedades. Y aquí llegamos a otro punto importante, si seguimos este recorrido por las calles de la Habana, nuestra capital. En cada esquina se encuentran los contenedores de basura, desbordados, malolientes, acumulando de igual manera vectores, dando pasos a infecciones comunitarias.
Las fotos muestran, única y exclusivamente calles del Vedado, Plaza de la Revolución, uno de los municipios más céntricos de la ciudad. Antes no era “tan así”, pero, luego de la COVID 19, ha habido un retroceso respecto a todo. Y la higiene comunitaria, algo tan importante que cuidar y mantener, tal parece que no importa a quienes dirigen nuestra Habana.
Vivimos en una ciudad que se destruye. que dejamos destruir. A nadie le importa más allá de su propiedad o su establecimiento “privado”. Tal parece que no queremos hacer más nada que seguir tirando basura en las esquinas y mirar el agua correr.